De armarios y abuelos (II)

Es el momento del bloqueo mental en el que una chispa de racionalidad salta como por azar en el cerebro heterosexual asediado por una confesión inesperada: “¿Es que las maricas pueden ser como mi mejor amigo, como mi hermano, como mi hijo, como mi sobrino, como mi marido? ¿Tan normales, tan agradables, tan cariñosos, tan educados, tan listos, tan admirables? ¿Es que es posible que yo sienta afecto por una marica y que sea una parte tan importante de mi vida?” Y comienzan a cuestionarse el prejuicio. A veces no es todo tan horrible, hay heteros estupendos.

Ricardo Llamas y Paco Vidarte: Homografías

No sé si seré la única persona del mundo que redactó, imprimió y leyó su salida del armario.

Lxs p/madres no tienen siempre la razón, a mi abuela no le dio ningún infarto y estoy oficialmente fuera del armario con el mundo entero.

Hubo un momento en que realmente me creí que lo hacía por ellxs. Pero lo he hecho, casi exclusivamente, por mí. Cuando la senté en la salita de desayunar y saqué mi guión, ya sabía que lo estaba haciendo por mí, que no leería más que una sucesión de mentiras para cerrarle el camino al enfado.

Por un segundo, pensé que eso no era lo correcto. Que no pasaba nada por sonreír y callar las Navidades que queden en León.

Pero el egoísmo está subestimado.

Los heteros (y perdón por generalizar como algunos de ellos lo hacen cuando hablan de las maricas o de los homosexuales o de las lesbianas) se ponen nerviosísimos ante una marica agresiva saliendo del armario atacada y como una loca, dando portazos en la cara a diestro y siniestro. Hay que quitarle la iniciativa al que escucha, cortarle todas las salidas, devolverle invertidas todas las preguntas, hacerle ver que hasta la fecha no se está seguro de su heterosexualidad porque nunca ha alcanzado el nivel discursivo, y mucho menos el de una confesión. No es lo mismo situarse frente a un armario y que de él salga la cenicienta, tímidamente, primero asomando su sucia naricilla, luego un dedo, luego toda la manecita, luego un pie, pedir permiso con un hilillo de voz, y decir tan bajito que casi no se oye: “soy lesbiana”, “soy gay”, “soy homosexual”, etc., a que salga una especie de Chewbacca enfurecido con todos sus rubios pelos de punta mascullando no se sabe muy bien qué, pero dejando bien a las claras que lo suyo no es hacer concesiones. Si no haces esto último, estás muerta y entregada y presta a ser degollada, o lo que es peor, a que te traten con condescendencia, comprensión, consuelo, babitas y que te hablen flojito ellos también.

Cuando se sale del armario no sé por qué los heteros siempre empiezan a hablar flojito, muy flojito. Como quien acaricia a un perrillo asustado para tranquilizarlo y darle confianza. Nada, nada. ¿Para qué darles ventaja? Hay que salir del armario a lo Van Damm, a lo Rambo o a lo Demi Moore, a lo Juana de Arco, a lo marine (no se me ocurre nada más obsceno, ineducado y violento). Formando una escandalera de la hostia. No hay que abrir la puerta, sino derribarla a patadas y que tengan cuidadito fuera con las astillas, y salir hecho una alimaña, metralleta en mano, pantalones de camuflaje, y pintura negra bajo los ojos, que siempre impone mucho (al fin y al cabo nos gusta travestirnos y pintarnos ¿no?); o tipo el monstruo de Alien. ¿Qué pasa? Soy bollo y a ver si te voy a partir la cara. Al fin y al cabo, son ellos los que nos han metido en el armario y el cabreo es comprensible. Es una liberación, es salir de la cárcel y para ello no hay que pedir permiso. Es un acto revolucionario. Nada de contemplaciones con el carcelero ni con quienes silenciaban nuestra prisión, la incentivaban o promovían como fuera. El factor sorpresa es fundamental. Para romper el hielo es suficiente. Luego, poco a poco, sin bajar nunca la guardia, se puede ir llegando a un tono de conversación más habitual, sin perder la naturalidad ni la espontaneidad nunca (a estas alturas convendría haberse quitado ya el disfraz de Rambo). Y sin mostrar flaquezas, debilidades, ni miramientos. Hay que demostrar -o fingir- que la reclusión en el armario no nos ha afectado para nada. Nos metieron allí para ver si nos curaban o si cambiábamos de idea y al salir hay que dejar bien clarito que las prácticas de reclusión son contraproducentes y que salimos más maricas que entramos, más cabreados, para no volver a entrar nunca y para luchar por la destrucción de una práctica tan salvaje, el armario perpetuo: algo que atenta contra los derechos del niño, del adolescente, del joven, del adulto y del anciano, porque puede durar toda la vida. Dan mucha pena los niños en las cárceles, pero a nadie se le cae una lagrimita por los niños y adolescentes metidos en el armario. En fin, la hipocresía de siempre.

Otra estrategia posible si no se quiere poner en práctica esta salida del armario que puede resultar un tanto ridícula y sobreactuada, o si nos sienta fatal el disfraz de marine de los EE.UU., es eso que ahora se da en llamar la política de hechos consumados. A saber, pasar de la confesión, pasar de tener que decirlo, que verbalizarlo. Si ellos no lo hacen, nosotros tampoco. De pronto el hermanito viene con la novia a casa o con la revista porno que le descubre mamá debajo del colchón. Pues nosotros le plantamos al novio un beso en los morros en medio del salón y nuestros chulos impresos a todo color debajo de la cama, como todo hijo de vecino. Tratamiento de shock. La contraofensiva puede ser brutal. Pero, si se está alerta y con todo lo necesario en la trinchera para arrasar al enemigo, no hay nada que temer. Siempre te pueden echar de casa. Pues tú vas y te quedas. Que llamen a la policía. Si no te dan de comer, saqueas la nevera. Si no te dan dinero, lo robas o vendes el televisor. Si no te compran ropa, te pones la de mamá. Y no dejes de llevar a tus amigos a casa. Convierte la salita de estar en una manifestación diaria. Un heterosexual no puede vivir en un estado de cabreo permanente, pero una marica es marica las veinticuatro horas del día. Y ser marica, de por sí, ya es una lucha. Sin que haya que hacer nada del otro jueves. La gente se cansa de estar cabreada, pero una no se cansa nunca de ser maribollo. Ésa es nuestra ventaja.

Ricardo Llamas y Paco Vidarte: Homografías



Aunque no deja de ser motivo de tristeza cabreo que, en los recorridos interrogatorios sobre las vidas sentimentales de todos y cada uno de mis primos y hermanos que se desarrollan en las cenas y comidas en León, siempre se olviden, casualmente, de preguntarme por la mía.


Temporada de reyes

El viernes pasado fui drag king en una fiesta de cumpleaños a la que debíamos acudir vestidxs de etiqueta. Hoy leo un artículo en Pikara Magazine sobre el tema y ayer leía este párrafo en "Desde los márgenes: prácticas y representaciones de los grupos queer en el Estado español", el primer capítulo, escrito por Gracia Trujillo, de la obra colectiva El eje del mal es heterosexual (se puede comprar o descargar):

La performance de género de un drag-king no es una mera representación escénica (para la que basta con un bigote y un traje), sino el resultado de un proceso de aprendizaje formativo determinado por una serie de circunstancias personales, materiales y sociales. Si las acciones de las dragqueen producen risas o censuras es porque ponen de manifiesto los mecanismos performativos, de repetición, a través de los cuales se produce la ficción de una relación estable entre sexo y género (Butler, 1990). Si las drag-queen parodian la feminidad entendida como «esencia» de las mujeres (biológicas), los drag-kings al reírse de la masculinidad, evidencian la férrea resistencia que existe en la cultura hegemónica a aceptar la masculinidad en términos de performance. La cuestión radica en que la masculinidad, como convención de estilos que se puede manipular, descontextualizar y deformar para provocar efectos no previstos, está asociada al poder (Halberstam, 1998). La masculinidad, en otras palabras, es el estilo del poder. Es cosa de hombres. Y al poder no le gusta que se rían de él, y menos que lo tomen al asalto. En el Estado español, esa resistencia se refleja en la poca difusión que la cultura drag-king ha tenido hasta ahora. En los últimos años, sin embargo, se han realizado varios encuentros, fiestas y talleres de drag-kings. Los drag-kings, como la cultura butch-femme, son revulsivos queer cargados de erotismo e irreverencia ante cierto feminismo normativo (y lesbófobo), ante un lesbianismo feminista horrorizado en general ante las plumas, los roles, los dildos..., ante un movimiento «gay» pulcro y normalizador, y ante una sociedad que insiste en ver a las minorías sexuales como simples copias defectuosas del modelo heterosexual.
Gracia Trujillo


Opresiones y privilegios


Ayer estuve en la librería Berkana, en la presentación de Llueven Queers, un libro autopublicado de ilustraciones y cómic de Coco Riot, artista visual españolx (murcianx, para ser más exactos) de 32 años residente en Canadá.

No conocía el trabajo de Coco Riot (ni de su pareja Elisha Lim, también bastante interesante), del que recomiendo particularme sus Genderpoo, unas láminas que sitúa en los cuartos de baño de galerías o museos de arte contemporáneo o de aquellos institutos de los que le llamen, donde se representa a todos los sujetos no representados por los símbolos tradicionales (desde una sirena con bigote hasta un drag king, pasando por unx trans en silla de ruedas o una monja meando; hay ochenta ilustraciones distintas).

De su discurso, voy a quedarme con lo que más me gustó, en relación a las intersecciones de opresiones y de privilegios.

Personalmente, desde hace bastantes años, comento con algunxs amigxs cercanos que soy racista. Obviamente, se escandalizan. Cuando digo que soy racista, no me refiero a que crea en la supremacía de mi raza (blanca), sino a que asumo que he nacido en un sistema en el que se nos inscribe en el cuerpo el privilegio de la raza. Lo importante es descubrirlo y construirse, deconstruirse, reconstruirse.

Además de intersecciones de opresiones (de las que tanto nos gusta, como es lógico, hablar: sistema sexista y heteronormativo, en mi caso), olvidamos muchas veces las intersecciones de privilegios (raza blanca, europea, con papeles, clase media, sin identidad religiosa, estudios superiores, seronegativa, con capacidades funcionales...: también en mi caso). Si no estás del lado delx oprimidx, es muy probable que estés del lado delx opresorx. Esto me recuerda a lo que comenté acerca de los matrimonios humanos: ser parte de una minoría oprimida no te convierte en aliadx de otrxs discriminadxs.

Bien es cierto que esta dialéctica marxista opresorx/orpimidx no me convence, pues vuelve a los mismos binarismos estructuralistas que tratamos de combatir e ignora la figura del aliadx: si yo no soy negra, ni soy musulmana, ni soy sin papeles, ni soy puta, ¿no puedo escapar de la posición de opresora? ¿no hay cabida a redes de colaboración, de solidaridad? Claro que las hay, pero requieren un trabajo inmenso de deconstrucción y reconstrucción.

Hablando de esto con Coco al final de la presentación, me recomendó una serie de páginas sobre estos temas con las que trabaja para elaborar talleres con personas blancas no migrantes. Me aclaró que, evidentemente, la dicotomía opresorx/oprimidx es un constructo que borra los matices, pero que, en el caso de la raza, por ejemplo, es muy peligroso mostrarle el canto alx blancx: en cuanto ve que hay algo más aparte de las dos caras de la moneda, escapa por ahí antes de tiempo.

En concreto, me habló de Colours of Resistance (cuya URL parece caducada y no encuentro otra referencia), de Racialicious y del movimiento No One is Illegal. En este proyecto de la Universidad de Harvard hay diferentes test para conocer tu nivel de racismo, homofobia, islamofobia, gordofobia... Muy recomendable.


La marca de género

Monique Wittig (Alsacia, 1935-Arizona, 2003), de la que ya he hablado en este blog, se propuso a lo largo de su obra destruir la categoría de sexo/género/deseo en el lenguaje. De hecho, su texto mítico L'Opoponax (1963) está redactado desde el pronombre personal francés on, que no tiene género ni número. Por otro lado, en Las Guerrilleras (1969), hace uso del pronombre elles, sin intención de escribir acerca del sujeto femenino, sino del sujeto universal, que en El cuerpo lesbiano se convierte en un j/e.

[El j/e] no es un yo destruido. Es un yo que se ha vuelto tan poderoso que puede atacar el orden de la heterosexualidad en textos y asaltar al así llamado amor, a los héroes del amor, y lesbianizarlos, lesbianizar a los símbolos, lesbianizar a dioses y diosas, lesbianizar a hombres y mujeres.
Monique Wittig, La marca de género

En diferentes partes de su obra, Wittig considera que el lenguaje es neutro y que lo que es sexista es el uso que hacemos de él. Este pensamiento es atractivo, pero sus continuas referencias a una lengua previa a la Ley le hacen caer en algunas contradicciones y me hacen sospechar, como de todos los feminismos que buscan y buscan ese periodo previo al patriarcado, anterior y fuera de la Ley.

Monique Wittig piensa que el femenino sólo existe como marca de género, visibilizando su sexo de esta forma, mientras que el masculino es el elemento universal, el elemento no marcado. La eliminación de la imposición de género instaura, pues, la homosexualidad y universalidad en el lenguaje. La expresión escritura femenina, tan defendida por Luce Irigaray (y otras autoras francesas, como Hélène Cixous) sería, para Wittig (pdf), "defender justo aquello contra lo que su pensamiento y su texto se dirige, es decir, la existencia de una humanidad diferenciada social y políticamente en sexos dicotómicos y marcada en el lenguaje por el género gramatical".

Wittig considera que la distinción de género, de ambos sexos, es una estrategia de un lenguaje sexista, asegurándose de la presencia del sexo masculino mediante la producción del género que lo niega, el femenino. El género masculino, por tanto, 'es', mientras que el femenino 'es lo Otro' y se queda en la mera diferencia. Otra feminista francófona contemporánea, Luce Irigaray (belga residente en París, 1932), representante clave del feminismo de la diferencia, respondió en 1985 con Parler n'est jamais neutre a esta afirmación. Irigaray sostiene que "el sexo femenino no es una carencia ni un Otro que inherente y negativamente define al sujeto en su masculinidad. Por el contrario, el sexo femenino evita las exigencias mínimas de la representación, porque no es ni Otro ni carencia, pues esas categorías siguen siendo relativas al sujeto sartreano" (fuente).

De esta forma, Wittig se propone la eliminación de marca de género en el lenguaje, mientras que Irigaray defiende una política de enunciación femenina y feminista. Mientras que me resulta mucho más atractiva la perspectiva de Wittig, entiendo la importancia de la visibilidad derivada del discurso de Irigaray, aunque el uso estratégico de la categoría de sexo/género/deseo corra el riesgo de ontologizar los discursos: como todo lo estratégico, da miedo terminar por creerlo verdad.

Vosotras, vosotros, vosotrxs, ¿con qué os quedáis?


Estás llenx de prejuicios

Smack my bitch up - The Prodigy from Jöl Brito on Vimeo.


Este vídeo ha sido censurado en infinidad de ocasiones. Por misoginia, generalmente. A mí me gusta por otros motivos. Enfréntate a tu sexismo.


Matrimonios humanos

Hace tres años, en el curso de verano de la Universidad Autónoma de Madrid Unas sexualidades otras: repensar la diversidad sexual, una ponente hizo una declaración en relación a las protestas de algunos colectivos e individuos respecto a la legalización del matrimonio igualitario (cito de memoria, sin saber quién fue la responsable de estas palabras; ni siquiera puedo poner la mano en el fuego por que fue en estas jornadas, aunque esté casi segura de ello): "Dicen que no se puede aceptar el matrimonio gay, que tienen miedo, que después qué, que si legalizamos el matrimonio gay luego pedirán que legalicemos los tríos, que a saber... y se supone que nosotrxs debemos contestar que no, que sólo queremos el matrimonio gay. Pues claro que no. Yo les contesto. Pues claro que no. Y qué".

Hoy se celebra el sexuagésimo segundo aniversario de la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Desde entonces, el único término que parece más o menos claro (y eso es mucho decir) es el de declaración. Nadie ha logrado traducir, sin embargo, lo que significa universal, lo que significa un derecho, ni lo que significa ser humano.

Hablando de asuntos más banales, hoy me acuerdo de Brad Pitt. En su día, comentó que no se casaba con Angelina Jolie porque, mientras las personas homosexuales no pudieran acceder libremente al matrimonio en su país, ellxs tampoco querían gozar de ese derecho. Como a mí estas cosas me influyen, independientemente de sus verdaderos motivos y de si finalmente se hayan casado o no, que ni lo sé ni me importa, pues lxs chavalxs me cayeron mejor desde entonces.

Cuando se narra la historia (porque La Historia, en singular y mayúsculas, siempre acaba siendo poco más, o poco menos, que una narración) del sufragismo norteamericano, se suele aludir a la colaboración de mujeres y negrxs y se habla de cómo, cuando los negros obtuvieron el derecho al voto, abandonaron a las mujeres, blancas, negras o mestizas, a su suerte: ellos ya tenían lo que querían y no iban a arriesgarse por... en fin... por las mujeres. Cuando se narra de esta forma la historia sufragista, lxs oyentes suelen escandalizarse ante lo que parece una injusticia escandalosa.

Parece que la anécdota de Brad Pitt y el acontecer sufragista estadounidense no tienen ninguna relación. Brad Pitt no se juega que su reconocimiento como humano y la inteligibilidad de su relación sea puesta en duda aunque se movilice a favor del matrimonio entre personas homosexuales. Sin embargo, es probable que los hombres negros temieran perder su recién estrenada existencia como humanos y ciudadanos intelegibles si se arriesgaban a rechazar el ejercicio de su derecho al voto hasta que las mujeres también contaran con él. Vencieron la supervivencia y el miedo a la muerte social sobre la solidaridad y a la justicia. Es probable que algunos de ellos tampoco reconocieran a las mujeres. Ser oprimidx por algo no te convierte en aliadx en otra área.

Cuando hablamos de matrimonio homosexual, sentimos muchas veces que es el último paso que queda para la igualdad legal de las minorías sexuales, una forma de reconocimiento, de permiso para la afirmación del individuo y del colectivo. En España ya hay igualdad legal, entonces. No hemos esperado mucho para sentarnos y descansar. Está todo el trabajo terminado. Yo, autodesignada mujer lesbiana con prácticas afectivo-sexuales de carácter monógamo y con intención de formar una familia con mi pareja, soy el negro.

Las relaciones afectivas que pueden o no ser raíz de nuevas modalidades de parentesco (comunidades familiares o comunidades de amigxs, parejas afectivo-sexuales abiertas, relaciones afectivo-sexuales grupales, abiertas o cerradas; personas intersexuales que no quieren vivir sujetas a ninguna categoría sexual; personas transexuales que se consideran en perenne transición...) no son el Otro de la norma heterosexual. El Otro se observa desde la norma. Estas relaciones están fuera. No son reconocidas. No son inteligibles. No son humanas. No tienen derechos. Son todavía peor que las mujeres.

Pero nosotrxs nos casamos y formamos nuestras familias mientras nos sentamos y sentimos que nuestro trabajo ha terminado. Y no nos escandalizamos ante lo que ni tan siquiera nos parece una injusticia escandalosa. Vivan lxs novixs. Y tiremos arroz.

Feliz cumpleaños a la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

También es el día de mi santo.

PS. Es posible que este artículo esté (excesivamente) influido por un atracón (literal) de Judith Butler. Demasiadas páginas en poco tiempo.


Intersex/Transex

Aunque a veces el intersex y el transexual paracen ser movimientos reñidos entre sí (el primero se declara opuesto a la cirugía, el segundo acepta la cirugía electiva), es muy importante darse cuenta de que ambos cuestionan el principio del dimorfismo natural que debe ser establecido o mantenido a toda costa. Los activistas intersex trabajan para rectificar la errónea presuposición según la cual cada cuerpo alberga una "verdad" innata sobre su sexo que los profesionales médicos pueden discernir y traer a la luz por sí solos. El movimeinto intersex sostiene que el género debe ser establecido a través de la asignación o la elección, pero siempre sin coerción, premisa que comparte con el activismo transgénero y transexual. Este último se opone a formas no deseadas de asignación de género y, en este sentido, reclama un mayor grado de autonomía, una situación también paralela a las reclamaciones intersex. Sin embargo, a ambos movimientos les resulta complicado establecer el significado preciso de autonomía, ya que escoger el propio cuerpo implica, ineludiblemente, navegar entre normas que son trazadas por adelantado y de forma previa a la elección personal o que son articuladas de forma concertada con la agencia de otras minorías. Efectivamente, los individuos dependen de las instituciones de apoyo social para ejercer la autodeterminación con respecto a qué cuerpo y qué género tienen y mantienen, de manera que la autodeterminación se convierte en un concepto plausible únicamente en el contexto de un mundo social que apoya y posibilida la capacidad de ejercitar la agencia. A la inversa (y como consecuencia) resulta que cambiar las instituciones a través de las cuales se establecen y se mantienen las elecciones humanamente viables es un prerrequisito para el ejercicio de la autodeterminación. En este sentido, la agencia individual está ligada a la crítica social y la transformación social. Sólo se determina el propio sentido del género en la medida en qeu las normas sociales existen para apoyar y posibilitar aquel acto de reclamar el género para uno mismo. De esta forma, para tomar posesión de sí mismo el yo debe ser desposeído de la socialidad.

Una tensión que surge entre la teoría queer y los movimientos intersex y transexual se centra en la cuestión de la reasignación del sexo y de las ventajas que conllevan las categorías de género. Si se entiende que, por definición, la teoría queer se opone a toda reivindicación de la identidad, incluyendo la asignación de un sexo estable, entonces la tensión parece realmente intensa. Pero yo sugeriría que, más importante que cualquier presuposición sobre la plasticidad de la identidad o incluso sobre su estatus retrógado, es la oposición de la teoría queer a la legislación no voluntaria de la identidad. Después de todo, la teoría y el activismo queer adquirieron relevancia política al insistir en que el activismo antihomofóbico puede ser ejercitado por cualquiera, independientemente de su orientación sexual y al afirmar que las señas de identidad no son prerrequisitos para la participación política. Aunque la teoría queer se opone a aquellos que desean regular la identidad y establecer premisas epistemológicas prioritarias para quienes reclaman cierto tipo de identidad, no busca tan sólo expandir la comunidad del antivismo antihomofóbico, sino más bien insisitir en que la sexualidad no se resume fácilmente ni se unifica a través de la categorización. Por lo tanto, no se puede concluir que la teoría queer se opone a la asignación de género o que pone en entredicho los deseos de quienes esperan conseguir dichas asignaciones para los niños intersexuados, por ejemplo, aquellos que pueden necesitarlas para funcionar socialmente incluso si posteriormente en su vida cambian dicha asgnación, sabiendo los riesgos que entraña. La presunción que puede hacerse aquí de forma perfectamente razonable es que los niños no tienen por qué tomar sobre sí la responsabilidad de ser los héroes de un movimiento sin haber aceptado previamente dicho rol. En ese sentido, la categorización tiene su lugar y no puede ser reducida a una forma de esencialismo anatómico.

De forma similar, el deseo transexual de convertirse en hombre o mujer no debe ser descartado como un mero deseo de conformarse a las categorías identitarias establecidas. Como indica Kate Bornstein, se puede desear la transformación misma, se puede dar una búsqueda de la identidad como un ejercicio de transformación, como un ejemplo del deseo como actividad transformadora. Aunque en todos estos casos se den deseos de una identidad estable, es crucial darse cuenta de que una vida habitable requiere varios grados de estabilidad. De la misma manera que una vida para la cual no existen categorías de reconocimiento no es una vida habitable, tampoco es una opción aceptable una vida para la cual dichas categorías constituyen una restricción no llevadera.

A mi entender, la tarea de todos estos movimientos consiste en distinguir entre las normas y convenciones que permiten a la gente respirar, desear, amar y vivir, y aquellas normas y convenciones que restringen o coartan las condiciones de vida. A veces las normas funcionan de ambas cosas a la vez, y en ocasiones funcionan de una manera para un grupo determinado y de otra para otro. Lo más importante es cesar de legislar para todas estas vidas lo que es habitable sólo para algunos y, de torma similar, abstenerse de proscribir para todas las vidas lo que es invivible para algunos. Las diferencias en la posición y el deseo marcan los límites de la universabilidad como un relfejo ético. La crítica de las normas de género debe situarse en el contexto de las vidas tal como se viven y debe guiarse por la cuestión de qué maximiza las posibilidades de una vida habitable, qué minimiza la posibilidad de una vida insoportable o, incluso, de la muerte social o literal.

Judith Butler (Deshacer el género, pp. 20-23)


Filosofar a golpe de dildo


El cuerpo es un texto socialmente construido.
Beatriz Preciado

He de reconocer que es la tercera vez que empiezo a leer Manifiesto contra-sexual y sólo la primera que lo termino. Hace poco que lo acabo y ya lo echo de menos. Me hice con un lapicero para subrayar lo que más me impresionara, lo que más deseara recordar, y me sorprendo con pocos párrafos limpios de grafito.

Beatriz Preciado te enseña en pocas páginas que la invención del dildo (a veces llamado consolador o vibrador en castellano) termina con el pene como origen de la diferencia sexual. Beatriz Preciado te abre el ano y te folla la cabeza con sus análisis de Butler, Derrida, Foucault o Deleuze.

El dildo dice: el pene es un sexo de mentira. El dildo muestra que el significante que genera la diferencia sexual está atrapado en su propio juego. La lógica que lo ha instituido es la misma lógica que lo va a traicionar. Y todo ello, bajo pretexto de una imitación, de la compensación de una discapacidad, de un mero suplemento prostético.
BP

Beatriz Preciado te cuenta la muerte de Venus Xtravanza que Judith Butler olvidó relatar. Beatriz Preciado logra darle la vuelta al dilema de la ceguera, del tacto y de la vista, que ya ocupó a Locke, a Diderot, a Voltaire, para llegar desde ahí a la mano moderna masturbadora. Preciado trata de demostrar que no sólo el género es un constructo, sino que el sexo presuntamante biológico y natural también lo es. Tecnología de la sexualidad. Tecnología del sexo. Tecnología de los cuerpos.

En esta entrevista al programa Redes, de La 2, Beatriz Preciado hace un resumen de esa idea, aunque omita toda referencia al dildo como instrumento metodológico.




Es una pena que unx de lxs filósofxs españolxs más importantes sea tan poco valoradx en tantos ámbitos de su propio país de origen.

Una joya de libro, una joya de manifiesto. Qué ganas de hacerme con Testo Yonqui.


Revista de prensa

Hace poco conocía el caso de una mujer lesbiana camerunesa que pedía asilo en España. La noticia es de hace más de un año y, al parecer, actualmente existe un recurso y la joven sigue en Ceuta esperando la resolución. En su país fue denunciada por su propia familia y vejada en prisión hasta que se retractó de su condición. La pena por homosexualidad en Camerún oscila entre los seis meses y los cinco años de cárcel. Huyó con su pareja, con el intento de alcanzar Europa (el paraíso, ya sabes). Por falta de recursos, terminaron por prostituirse en Marruecos para conseguir pagarse el pasaje en patera, tras lo que quedó embarazada. Cruzaron el estrecho juntas, aunque su novia falleció en el trayecto. Llega a España y pide asilo político por motivos de orientación sexual y de género. Le es denegado: es inverosímil que sea lesbiana si está embarazada. (Todxs sabemos que las lesbianas no somos fértiles por naturaleza).

Hoy mismo, por otro lado, leo que la Agencia Europea de Derechos Fundamentales ha denunciado en un nuevo informe (Homophobia, transphobia and discrimination on grounds of sexual orientation and gender identity, pdf) que diferentes países europeos practican exámenes psiquiátricos para asegurarse de la homosexualidad del solicitante. Incluso, en República Checa (página 58), se realizan test falométricos a los hombres, en los que psicólogos y médicos comprueban las reacciones físicas de los testados frente al visionado de pornografía heterosexual.

En serio, ¿la gente se ha vuelto loca? ¿O es que nadie ha entendido nada?


Ponlo en el mapa



Reteaching Gender and Sexuality from PUT THIS ON THE MAP on Vimeo.

Esta es la reproducción en español del contenido del video:

Esto va de algo más que de acosadorxs en el colegio. Esto va de las pizarras de nuestras escuelas, de nuestras casas, y de nuestro país. Esto va de cada pueblo, de cada suburbio y de cada ciudad. Esto va de cómo la gente habla sobre nosotrxs y de cómo nos trata. Esto va de cómo nosotrxs hablamos sobre nosotrxs mismos y de cómo nos tratamos.

Esto no va sólo de cómo va a mejorar cuando crezcas. ¿Quieres que tenga que esperar? ¡No! Esto no va sólo de que se metan contigo por ser diferente. Va de ser... queer.

Esto va de cómo la gente asume que soy una chica. De cómo la gente me pregunta si tengo novia. De cómo la gente asume que soy un chico. Estoy por encima de eso. Estoy por encima de eso. Estoy tan por encima de eso...

Como la preguntita: ¿Cuándo saliste del armario? Como si hubiera una vez. En los vestuarios. En el baño. El primer día de colegio. El segundo. Y el tercero. Con mi profesor de inglés. Con mi profesor de matemáticas. Con mi profesor de ciencias. En mi última entrevista de trabajo. Ahora. Ahora mismo.

Podemos darle la vuelta al discurso acerca del género y de la sexualidad. Esto es volver a enseñar género y sexualidad, porque todos tenemos un género y una sexualidad.

El mismo concepto de salir del armario es tan antiguo y triste... ¿Lo normal sigue siendo hetero y todo lo demás es LGTB? T, Q, Q, I, A, A... Esto va de cómo mis identidades no pueden resumirse en unas pocas iniciales. Juntxs, estamos dedicando una mirada más profunda a lo que está ocurriendo en nuestras comunidades.

Esto va de cómo la juventud queer, como yo, terminamos viviendo en la calle. Expulsadxs de los colegios. Siendo acosadxs por la policía. Esto va de cómo la juventud queer, como yo, acaba en la cárcel. Esto no va simplemente del matrimonio entre personas del mismo sexo o del servicio militar. Esto va de toda una cultura de 'No lo preguntes, no lo digas' (Don't ask, don't tell). En mi colegio. Esto va de no tener ningún adulto que me apoye hasta el día de hoy. Esto va de tener algo más que un espacio seguro. ¿Qué tal espacio liberador/liberar espacio? (liberating space).

Esto va de... ser feliz. Esto va de tener una conexión personal.

No estoy interesadx en mi comunidad sólo para sobrevivir. Quiero que prosperemos. Quiero que mi vida sea increíble ahora. Esto va de jóvenes educándose y abogando por sí mismxs. Esto va del poder de una persona joven y queer encontrándose con otra persona joven y queer, como yo. O como yo. O como nosotrxs.

Esto va de personas que dejan ir las viejas ideas. Soy un chico y una chica. Me pueden gustar chicos, chicas y... Puedo no ser ninguna de estas cosas. Esto es volver a enseñar género y sexualidad. Y no sólo a lxs acosadorxs. O a los periódicos. O al presidente. Sino a nuestrxs directorxs y a nuestrxs profesorxs. A la gente que escribe los libros sobre salud. Y los libros de historia. A nuestrxs trabajadorxs sociales y a nuestrxs médicxs. A nuestros departamentos de policía y a nuestras iglesias. A nuestrxs amigxs, a nuestra familia y a nuestrxs legisladorxs.


El grupo PUT THIS ON THE {MAP} y su proyecto Reteaching Gender & Sexuality pretenden reeducar a la sociedad con voces jóvenes.

Me ha puesto la piel de gallina. Cada día soy más queer.


Violencia de género


Bastantes periódicos titulan ahora que lxs homosexuales reclaman ser incluidxs en la Ley de Violencia de Género (como si el colectivo COLEGAS, quien envía la nota de prensa, fuera representativo de algo). De esta forma, tratan de rescatar el debate sobre la violencia de género y la violencia intragénero. El tema me da un poco de tirria sólo por el hecho de que lo saque a relucir quien lo saca a relucir, pero supongo que se merece una reflexión más profunda.

Beatriz Gimeno recuerda que, durante el debate de la Ley Integral contra la Violencia de Género, lxs homosexuales tuvieron la oportunidad de ser incluidxs, mediante su instrumentalización por parte del PP (¡ja!), mediante el apoyo del sector progresista del CGPJ y mediante un primer comunicado de la Federación que señalaba la importancia de la violencia entre parejas del mismo sexo y su necesaria inclusión en el documento legal. Finalmente y, tras un largo debate, la FELGTB acordó manifestarse a favor de la iniciativa legal y de los postulados del movimiento feminista, ejecutando acciones positivas a favor de las mujeres, debido a una circunstancia concreta y urgente de violencia sistemática contra la mujer dentro del entorno afectivo de las parejas heterosexuales. Otros colectivos, no sólo COLEGAS, entre ellos muchos de ideario queer, sin embargo, se han situado en contra del acuerdo de la FELGTB.

La violencia de género no es lo mismo que la violencia contra las mujeres, ni es lo mismo que la violencia doméstica, ni es lo mismo que la violencia intrafamiliar. El género es un concepto relacional que no se puede traducir por mujeres como quien no quiere la cosa. Dentro de un sistema patriarcal, es lógico que las mujeres se conviertan en las víctimas clave de la violencia de género, y que ésta se equipare generalmente a violencia machista.

¿Existe violencia de género en parejas homosexuales? ¿Un hombre puede ser víctima de violencia de género? ¿Existe violencia de género en ámbitos externos a la relación de pareja?

Primero, debemos definir la violencia de género. La Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (Naciones Unidas, 1993) habla concretamente de mujeres y la describe de esta manera:

Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública o privada.

Una definición que veo repetida en Internet sin encontrar su fuente original, se encarga concretamente de la violencia de género:

El término violencia de género, se refiere a un tipo de violencia caracterizada por ser una acción u omisión llevada a cabo por una persona hacia otra de diferente sexo, produciéndole algún daño no accidental, y cuyo motivo está representado por esa misma diferencia de sexos.

Esta definición se desliga de la categoría de mujeres, pero se centra en el sexo biológico como motivo de la violencia y se limita al ámbito de la relación afectivo-sexual. La definición que la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, dice así:

La violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia.

Bien es cierto que se centra en las mujeres, pero porque parte de que el sistema patriarcal en el que vivimos no deja opción a una violencia sistemática y basada en motivos de discriminación sexual hacia los hombres. De esta forma, visibiliza quiénes son las oprimidas de la dialéctica de género, aunque se quede, de nuevo, en el sexo biológico. Sin embargo, comete el mismo error: se centra en las relaciones sentimentales.

Si entendemos que la violencia de género es aquélla que se acomete debido a los encorsetamientos del sistema sexo/género, no podemos negar que la violencia machista intrafamiliar es violencia de género. Tampoco podemos negar que las mujeres son las principales víctimas de este tipo de violencia, pues son las principales víctimas de ese sistema.

¿Y en una pareja homosexual? Si un miembro de la pareja agrede al otro miembro (de forma puntual o continuada) porque se cree con derechos de posesión sobre la otra persona debido a una educación afectivo-sentimental heteropatriarcal que le ha socializado de esa manera, es violencia de género.

¿Y fuera del ámbito de la pareja? Si cualquier persona o institución ejerce violencia, de cualquier tipo, basada en los parámetros sexo/género, da igual que esté o no fuera o dentro de la pareja/unidad familiar/grupo de sociabilización. La homofobia es violencia de género, obligar a una niña que quiere irse a jugar al parque a ponerse un vestido y a cerrar las rodillas al sentarse es violencia de género, la patologización de la transexualidad es violencia de género, la plumofobia es violencia de género, la prostitución alegal es violencia de género, los baños para chicos y los baños para chicas es violencia de género... Hombres y mujeres (y el resto de nosotrxs) podemos ser víctimas (aunque no indistintamente), entonces, de este tipo de violencia.

¿Qué hacemos entonces con la Ley? Pese a su título genérico, trata un objeto muy concreto, pero terriblemente grave e importante. Personalmente, no incluiría la violencia intragénero dentro de esta ley (que debería denominarse algo más similar a Medidas de Protección Integral de la Mujer Víctima de la Violencia de Género en el Entorno de la Pareja Heterosexual). Esto no la hace más grave que otros tipos de violencia o que otras facetas de la misma violencia de género, pero sí más específica. Sí propondría una Ley Integral contra la Violencia de Género, que se centrara en la educación y en la prevención y que contara con protocolos a seguir en los diferentes patrones de este tipo de violencia. ¿Costes? ¿Económicos? ¿Políticos? ¿Importa?


De empoderamiento y visibilidad

No se le puede exigir lo mismo a todo el mundo en materia de visibilidad; pero, a quien se le puede, se le debe exigir el máximo.
Beatriz Gimeno

No me había dado cuenta de lo cansada (en su acepción más física y literal) que estaba de charlas teóricas y textos académicos hasta que ayer MiraLes me sorprendió con una reunión bastante más humana de aquello a lo que estoy acostumbrada. Esta revista en línea en español (e inglés) para mujeres LBTQ, ha celebrado su primer aniversario con un Festival Cultural Lésbico en Madrid, denominado 'Mírame, soy libre'.

En la charla Empoderamiento y visibilidad, moderada por María Jesús Méndez, directora de la publicación, participaron Beatriz Gimeno e Isabel Gómez, presidenta de la asociación de familias LGTB Galehi. En un primer momento, se esperaba la asistencia de Gracia Trujillo, pero por motivos laborales tuvo que ausentarse, hecho que lamenté enormemente, sobre todo en el turno de preguntas, cuando se sucedieron un gran número de críticas a la filosofía y activismo queer sin que nadie (yo incluida) respondiera.

María Jesús Méndez introdujo la charla desde la experiencia personal. No recuerdo las palabras exactas, pero haré memoria, porque yo jamás habría encontrado un discurso mejor para explicarle a mi madre por qué quiero hablar con mi abuela. Armarios parciales, armarios de quita y pon, yo soy visible pero... Son muchas las maneras de decirlo pero una sola la realidad: si renuncias a visibilizarte como lesbiana, estás abandonando (voluntariamente) el ámbito de la ciudadanía y se lo estás regalando íntegramente a lxs heterosexuales.

El armario es un complejo mecanismo social que lxs propixs homosexuales reivindicaron como derecho a la privacidad cuando las conductas homosexuales eran perseguidas. El argumento de que el Estado no debía inmiscuirse en los asuntos personales, con un tinte tan neoliberal ahora, era entonces una cuestión de supervivencia (el archivo de socixs de COGAM era prácticamente secreto de Estado; la gente firmaba con nombres tales como Mickey Mouse).

Cuando la homosexualidad dejó de ser delito, el derecho a la privacidad se convirtió en una imposición estatal y social de obligación a la privacidad, tan contraria al lema feminista de lo personal es político. El shock del sida hizo ver, de la forma más trágica posible, que la permisividad legal de las conductas homosexuales no nos hacía iguales: el secreto es la muerte. El heteropatriarcado se clava y el armario se respira y se convierte en tu piel. No visibilizarte como lesbiana no significa dar pie a la ambigüedad, no significa no etiquetarse, no significa ser libre. No vilisibilizarte como lesbiana significa permitir que todo el mundo te etiquete como heterosexual.

El armario de Matilda, el personaje de Roald Dahl, donde la directora-Estado represor encierra a lxs alumnxs que escapan de la ley, cuyas paredes están plagadas de clavos amenazantes con dañarte si te mueves, es la imagen que me viene a la cabeza cuando pienso en este tema. La idea general que flotaba en la pequeña sala de la jornada de ayer era que esos clavos no son tales, que cuando te atreves a moverte no pasa nada, abres la puerta y no pasa nada, no pasa nada. Si no te van a echar del trabajo, si no te van a echar de casa, si no te van a encarcelar o a asesinar... salir del armario (sin espacios de ambigüedad, sin peros) se convierte en una responsabilidad ética individual y colectiva. Tu armario es mi armario, tu invisibilidad es la de todas.

Isabel Gómez, como representante de Galehi, hizo hincapié en el trabajo que las mujeres lesbianas estaban haciendo en otros espacios que no son el mediático (que parece que todavía asusta cuando una publicación pide declaraciones de padres y madres y, pese a que hay una relación aproximada de 70 a 30 en favor de las mujeres, sólo los varones se prestan a aparecer en público), espacios que parecen más pequeños, los colegios, las reuniones del AMPA, la salida de la guardería... por no mencionar los espacios de ingenuidad, lxs propixs niñxs, donde los prejuicios todavía no se han asentado.

Es una batalla silenciada, pero es una batalla de futuro.
Isabel Gómez

Esta tarde, a las 20:00, el local Ne me quite pas aloja la exposición de fotografía MíraMe, Soy Libre y la entrega de premios Visibilidad MiraLes.


Grita

Estoy harta de tener que cerrar los ojos, agachar la cabeza y callarme la boca.
Al sordo hay que gritarle (Anabayuleti Gamboa, 2009)




Grito de Dolor_es, un proyecto de la Comisión del Bicentenario de la Ciudad de México, fue presentado hace alrededor de un año con el estreno de seis cortometrajes dirigidos por jóvenes de entre 22 y 30 años, a través del Centro de Arte y Cultura Circo Volador. Anabayuleti Gamboa es la directora de Al sordo hay que gritarle, que sigue dando la vuelta al mundo a través de Internet.


Mis cinco machistas

El 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Hester Prynne se ha propuesto redactar una lista negra de las personalidades públicas machistas españolas. Con ese objetivo, ha lanzado un meme en su blog La Letra Escarlata, del que apunto aquí las directrices:

1. Haz una entrada en tu blog listando a las cinco personalidades públicas españolas más machistas en tu opinión, dando una explicación en cada uno de ellos acerca de tus motivos para incluirle en tu lista.
2. Copia los pasos de este meme en esa misma entrada de tu blog.
3. Deja un comentario en este post, avisando de que has participado en el meme. El último día para participar es el 23 de noviembre.
4. El 25 de noviembre, La Letra Escarlata anunciará al machista más votado por todas las blogueras que habéis participado. Todas las participantes seréis mencionadas, con un enlace a vuestro blog.
5. La Letra Escarlata intentará contactar con el ganador por todos los medios posibles, de modo que se entere de su proeza.

Pues aquí van 'mis cinco machistas', y aviso de lo difícil que es escoger, y de lo injusta que puede ser la lista en el inocente olvido de otrxs machistas peores...

1. Mariano Rajoy Brey
Porque es el presidente de un partido político machista y no hace esfuerzos por modificarlo. Porque es el representante de todxs lxs demás machistas que alberga el Partido Popular. Porque, siendo ya político, en 1983, condenó la igualdad como barrera del instinto natural del hombre que, en aras de su viril instinto, quiere desigualarse. Porque, en 2010, escogió La belleza femenina como libro, entre otras muchas posibilidades, con el que obsequiar a la presidenta regional del PPC, Alicia Sánchez-Camacho. Por su homofobia, que es lo más parecido al machismo.

2. Antonio María Rouco Varela
Porque, como líder de la Conferencia Episcopal, representa a la jerarquía católica española. Por su defensa a ultranza de la familia como cuna y protección del poder heteropatriarcal. Por su influencia.

3. Fernando Sánchez Dragó
Por su libro Dios los cría... y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción, del que se ha escrito tanto que no apetece recordar frases célebres, y no sólo las relacionadas con las famosas lolitas, sino cada comentario, relacionada tanto con mujeres como con personas homosexuales.

4. Ana Botella
Por su interpretación de la Cenicienta: "Es un ejemplo para nuestra vida por los valores que representa. Recibe los malos tratos sin rechistar, busca consuelo en el recuerdo de su madre". Por su apoyo y su solidaridad con el acosador sexual y ex alcalde de Ponferrada Ismael Álvarez que, por cierto, está preparando su candidatura para presentar una candidatura independiente para las próximas elecciones municipales y autonómicas. Por su homofobia, que es machismo con otro nombre. Porque, aunque nadie tenga la obligación de cargar con el peso, responsabilidad y representación de un colectivo sobre sus espaldas, aunque nadie le obligue a ser feminista por ser mujer, el hecho de hacer precisamente lo contrario, justificar el machismo porque "si lo defiendo yo que soy mujer es porque no es machismo" es terriblemente peligroso.

5. Arturo Pérez-Reverte
No sólo por la falta de huevos de Moratinos. Somos muchxs lxs que recordamos algunxs de sus magníficos artículos en XL Semanal. Mi amiga Elena escribió un estupendo texto al respecto. Por su creencia en que ser feminista es, simplemente, ser políticamente correcto. Por su influencia en todos los progres recalcitrantemente machistas, que se sienten identificados y justificados en su macherío ibérico cuando leen sus valientes columnas.


Érase una vez...

Érase una vez un país en el que el jefe de la oposición visita un centro de mayores con su homóloga en la Comunidad Autónoma en el que éste se encuentra. El jefe de la oposición visita la librería de la residencia y, en bonito gesto, escoge un libro y se lo regala a su acompañante.

No me importaría formar parte de ese país, si no fuera porque el libro que ha escogido entre todos los volúmenes que pudieran estar en la biblioteca es uno llamado La belleza femenina. He intentado localizar de qué obra, concretamente, se trataba. Pero estoy entre unos cuantos que comparten prácticamente el mísmo título, y seguramente haya más.

Si sabemos que ese jefe de la oposición trató de ignorar sistemáticamente las perlas de De la Riva, si sabemos que firmó este párrafo en 1984:

Todos los modelos que predican la imposición de la igualdad son radicalmente contrarios a la esencia misma del hombre (…) y por ello, aunque se llamen ‘modelos progresistas’, constituyen un claro atentado al progreso porque contrarían y suprimen el natural institnto del hombre a desigualarse, que es lo que ha enriquecido al mundo y elevado el nivel de vida de los pueblos”

Sabemos también que la candidata del PP catalán no ha disimulado nunca su xenofobia y homofobia.

Por esto, en realidad, este cuento no debería sorprendernos. Pero que no me sorprenda no quiere decir que no me indigne. Igual que me indigna el silencio mediático ante estos detalles caballerosos tan significativos.

Y la rabia que me da que en medios donde los periodistas son relativamente progresistas y se esfuerzan por redactar la información desde una perspectiva de género reciban comentarios en los que lo más importante es que "lo de Alicia no se arregla con un libro de belleza". En serio, ¿qué está pasando?


Árabes queer


Maha y Maryam rezan en una mezquita de El Cairo. Deslizan sus dedos por las letras árabes grabadas en la piedra. Sus dedos se rozan. Son pareja desde hace tres años. Cuatro hombres iraníes esperan la respuesta de Turquía a su solicitud de refugiados. Ferda y Kiymet, sufíes devotas, no ocultan su relación en las calles de Konya. Muhsin Hendricks es gay. Y también es Imam en Johanesburgo.

Junto con Mazen, Ahsan y Qasim, este grupo conforma los personajes de A Jihad for Love (imdb) (tráiler) (Parvez Sharma, 2007, EEUU/Reino Unido/Francia/Alemania/Australia), un documental sobre la compatibilidad entre confesión musulmana y homosexualidad. Galardonada en numerosos festivales (no sólo de temática LGTB) desde su estreno, el director, residente en Nueva York, acaba de anunciar la exhibición pública del filme en Beirut, la primera que se desarrolla en un país árabe, con repercusiones en los medios de comunicación (más amable la información que los comentarios).

Desde una perspectiva meramente religiosa, es muy interesante la obra de Scott Siraj al-Haqq Kugle: Homosexuality in Islam: Critical Reflection on Gay, Lesbian and Transgender Muslims (1ª ed.: Inglaterra, 2010), que defiende y explica el trabajo de relectura y reinterpretación de las escrituras que están llevando a cabo los individuos musulmanes LGTB. Desde un punto de vista más sociológico (y periodístico, para qué nos vamos a engañar) está la obra de Brian Whitaker: Amor sin nombre: La vida de los gays y las lesbianas en el islam (1ª ed.: Londres, 2006).

Calem es la confederación de asociaciones lesbianas, gays, transexuales, bisexuales, queer e intergénero musulmanas, con sede en Europa, que celebró sus I Jornadas en París este mismo octubre, reuniendo a organizaciones francesas (HM2F, Trans Aide), belgas (Merhaba, Omnia), españolas (A. M. Ho.), holandesas (Transvisie), así como a otras externas al territorio europeo: The Inner Circle (Sudáfrica), Kif-Kif (Marruecos), Al-Khamsa (Norte de África) o Bedayya (Egipto y Sudán).

Cuando escribía sobre la teorización del sistema sexo/género, confieso que no estaba al tanto de la extensión del ideario queer entre las organizaciones árabes, a pesar de que, cuando quieren traducir el término, algunos utilizan la expresión ahrar al-yins (que significaría sexualmente libres, corregidme si me equivoco), perdiendo la connotación de reformulación del insulto que se hace con queer. La teoría queer es, precisamente, la mayor patada que se le puede dar a la concepción esencialista y binaria de los sexos. Las asociaciones libanesas Helem o Meem, así como la palestina Aswat, entre otras, incluyen la Q entre las iniciales que aglutinan. Con el mundo árabe pasa, tantas veces, como con las mujeres en todo el planeta. En su nombre discursivizan otros. A Jihad for Love no está producida por árabes, pero le da la voz a los (y las) protagonistas. Trangénero y mujeres también se hacen con la palabra. Revistas y manifiestos de asociaciones árabes se esfuerzan por alzar su voz sobre la heteronormatividad y el androcentrismo. ¿Lo consiguen?

Debemos escribir. Debemos escribir volúmenes para acabar con nuestra invisibilidad y con la historia que nos ha olvidado. Debemos escribir para los ojos que quieren leernos. Debemos escribir para nuestros pensamientos que necesitan ser expresados. Debemos darle nuevos significados a las cosas a través de palabras nuevas, frases nuevas, párrafos nuevos. Debemos escribir.

Y sí, deberíamos escribir más en árabe –estamos trabajando en ello.

Bekhsoos, publicación de Meem


Dios(a)

Si Dios es varón, el varón es Dios.


Y qué vergüenza. Y 1.100 varones presidiendo la ceremonia y cuatro mujeres limpiando lo que ensucian.

Y mientras se siga rezando a un padre en el cielo, las cosas van a seguir igual en la tierra.

Y qué vergüenza de discursos y homilías.

Pero qué orgullo que haya gente que quiera cambiar las cosas. Qué orgullo que haya personas que rezan a unx padre-madre suyx que está en los cielos. Qué orgullo que lo que ha trascendido en los medios de esta visita sea la besada gay y lesbiana frente al papamóvil.

Una decía por ahí que besarse frente al Papa era una tontería. Que para qué tenían que ir a dar el espectáculo (como siempre). El Estado español (y el Estado, para esto, somos todxs) ha gastado millones de euros para que un hombre venga a un país "secular" a solicitar que cambien unas leyes que no han sido un regalo del 2005, sino que han sido el fruto de una lucha de años. Un hombre que compara el matrimonio igualitario con el cambio climático porque amenazan la creación. Un hombre que promueve ante masas fanatizadas que esa misma una no debe, no puede, tener nietos. Las besadas se llevan realizando en España desde los años ochenta (iniciadas por las lesbianas a raíz del arresto* de Arantxa Serrano y Esther Olassolo [fuente]). No sólo son útiles porque llaman la atención y son atractivas para los medios (el mismo motivo por el que no son multitudinarias, cuántxs LGB se esconden el Día del Orgullo cuando pasa cerca una cámara) sino que son un símbolo perfecto de visibilidad y reivindicación: estamos aquí, estamos en la calle, tenemos cuerpo, nos atraviesan pulsiones, sentimos deseo, no vamos a escondernos en casa, me beso aquí, delante de tu puerta, delante de tus hijxs.

¿Ganas de provocar? Claro que tengo ganas de provocar. Ganas de provocar al homófobo. Quiero que se enfade, quiero que sienta asco, quiero que se dé cuenta de que lo que realmente le molesta es que hayamos decidido no guardarnos los besos, las plumas, las novias, los novios, el amor, el sexo, para la intimidad de la alcoba. No sé si somos o no somos normales. Lo que tengo claro es que no somos como él.

Y tengo ganas de decírselo. Porque él me lo repite cada día, cada minuto, cada segundo. Y a veces lxs hetero os olvidáis de imaginar lo que eso llega a suponer cuando han pasado ya muchos días, muchos minutos, muchos segundos.

¿Que muy bien pero que no sirve para nada? ¿Que si es sólo desahogarse? Han sido sólo un centenar de LGB, pero sus imágenes han dado la vuelta al mundo. Y el mundo sabe ahora que los bollos y las maricas estamos enfadadas. Y eso es más que suficiente para empezar.

*Estas dos mujeres se dieron un beso, frente a la Puerta del Sol, el 23 de octubre de 1986. Dos días de retención y malos tratos y cruce de denuncias. A finales de los años noventa, el caso se resuelve con la condena a los policías. Cada 28 de junio, lesbianas se besan en la Puerta del Sol. Intentad detenernos ahora.


Igualdad

Considero que estos colectivos no son colectivos que tengan su cabida en los riesgos de exclusión social (...). Ahora mismo, si estamos todos hablando de la igualdad entre todos, en tanto no tenemos líneas específicas de heterosexuales, no tenemos líneas específicas de homosexuales.

La representante de la Consellería de Benestar Social de la Comunidad Valenciana, Angélica Such, ha justificado así la retirada de partidas presupuestarias destinadas a dos organizaciones LGTB.

Seguramente, Such también piense que el Día del Orgullo no tiene sentido en tanto en cuanto no existe un Día del Orgullo Heterosexual.

Iba a escribir una entrada larguísima, pero a veces cansa responder a los mismos argumentos tantas veces.

Fuente


Superheroínas

A N. y a mí nos encanta decir que somos biomujeres transgénero.

Feliz Día de la Solidaridad Intersexual.


Todxs somos drag


Ayer me sorprendí emocionada con la noticia en televisión de la intervención de Miss Shangay Lilly en un acto en el que participaba Mariano Rajoy. Hace tiempo que sigo su Divario en Internet y me parece una auténtica crack. Mi madre, sentada a mi lado en el sofá, me dijo algo que he leído ya en múltiples comentarios a la noticia en diferentes periódicos: ¿Por qué tiene que ir con esas pintas? Desprestigia al colectivo y da motivos a todos los que expanden los tópicos del mundo LGTB.

Afortunadamente, una que es leída, hacía poco que había terminado el libro de Gracia Trujillo y pude cortarla con una cita que ésta recoge:

Todos nacemos desnudas. El resto es drag.

Pero ahí quedó la cosa. Como al final este blog se está convirtiendo en una especie de larga carta-argumentario a mi madre para que entienda por qué a veces grito tanto cuando grito, aprovecho para completar esa espléndida cita con alguna reflexión, en caliente y sin documentarme (perdona por los tacos, mamá).

Como es lógico, por vestirse de macho o por ser más chica-chica, Heterolandia y la Gran Cultura Madre no va a aplaudirte y a darte la bienvenida en su casa; por colocarse el paquete o por sentarse con las piernas cruzadas y las rodillas bien juntas no les va a dar igual el órgano que chupes cuando chupas. De repente parece que como salen bolleras y maricas en las series, que como desde la Ley 13/2005 podemos tirarnos arroz en la puerta del juzgado, ya no hay diferencias y debemos aceptar la (hetero)normalidad.

Y no es lo mismo la pluma LG que la pluma hetero. No es lo mismo una butch que un gañán que se rasca los huevos para ser más macho. La pluma gay, la pluma bollo o la performance queer supone una subversión en los roles, supone una auténtica revolución en la dicotomía hombre-mujer en la que todxs nos hemos educado. Que te quieras quedar con que desprestigia al colectivo o con que no es más que vestirse de payaso, es cosa tuya.

Como decía Paco Vidarte, no nos han regalado nada. Y si alguien ha luchado por todxs los LGTB, si alguien se ha llevado golpes, si alguien ha estado en la cárcel, si alguien ha gritado cuando la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social no era memoria histórica sino presente de mierda para que ahora todxs lxs gais que despotrican contra la pluma puedan, efectivamente, tirarse arroz en la puerta del juzgado, han sido precisamente las drags, las travestis, las maricas más maricas y las bolleras feministas a las que no querían ni las lesbianas ni las feministas.

Así que yo, ahora, me arrodillo eternamente agradecida a Miss Shangay Lilly y a todxs aquellxs valientes que no se ponen la careta de hetero para que la Gran Cultura Madre les quiera.

Imagen:
25 de junio de 1977. Primera manifestación del Orgullo en Barcelona, con la LPRS todavía vigente. La fotografía es de Colita.


Todo va a mejorar

A raíz del Coming Out Day, saqué a relucir una iniciativa que el periodista estadounidense Dan Savage había desarrollado. Tras las olas de suicidios de adolescentes LGTB en su país, Savage decidió abrir un canal de videos para que hombres y mujeres madurxs y felices les dijeran a lxs adolescentes cuya no adecuación a la norma heterosexual les causaba malestar y tristeza, que todo iba a mejorar. Es el It Gets Better Project, con canal en Youtube y página en Facebook. Hasta Barack Obama ha participado.

Poco después, ha sido lanzada una iniciativa similar para hispanoparlantes: Tu vida va a mejorar. Su canal de vídeos sólo tiene, de momento, doce aportaciones y su grupo de Facebook cuenta con 150 amigos.

Lo que voy a contar ahora suena un poco raro, un poco loco. Hace unos años, yo hablaba con mi mano derecha. Mi mano no tenía una identidad propia, evidentemente, pero era ella, la mano derecha, quien me decía lo que yo quería oír: "Loreto, todo va a salir bien", "Loreto, no te preocupes, esta noche estarás durmiendo en tu cama y nada de todo lo horrible que has imaginado que te va a pasar habrá pasado", etcétera, etcétera, etcétera... Por la noche estaba en mi cama y nada de lo horrible que había imaginado había pasado. La mano derecha nunca mentía. Por eso, cuando me decía que todo iba a salir bien, no me quedaba más remedio que creerla. Es curioso los mecanismos que los seres humanos nos inventamos para sobrevivir.

Me parece precioso que alguien haya pensado en todxs esxs adolescentes cuyo yo interno les grita que todo va a salir bien, desde el corazón, desde el alma, desde el fondo de sus pulmones (incluso desde su mano derecha), pero a quienes todo el ruido de su angustia les impide escucharla, les impide creerla. Me parece precioso que alguien haya pensado en ser esa voz para aquéllxs que se hayan quedado mudxs, para aquéllxs que hayan perdido la confianza en su mano derecha porque, un día, todo lo horrible ocurrió.

Yo también quiero formar parte de esa voz que grita.

Todo va a mejorar.


Letras y colores

Hoy va de recomendaciones: un libro y una serie.

Hace dos semanas compré en Berkana un ensayo de Gracia Trujillo Barbadillo: Deseo y resistencia (1977-2007). Treinta años de movilización lesbiana en el Estado español, basado en su propia tesis doctoral. Desde entonces, he estado metida en infinitos libros, por lo que no ha sido hasta esta tarde cuando he podido embarcarme en su lectura. Es cierto que no he terminado más que el marco teórico, pero se anuncia completo y riguroso, además de tremendamente interesante. En MiraLes se puede leer una entrevista a Trujillo acerca de este ensayo.

En segundo lugar, la serie: se trata de Lip Service, un producto de la BBC del que ya hay emitidos tres episodios. Tiene mejor pinta que The L Word, y se encuentra disponible en SeriesYonkis (imagino que no sería ético enlazarlo... la página Web oficial de la serie lo ofrece en streaming gratuitamente para los residentes en Reino Unido).


¿Ha muerto Scheherezade?


[Cuando era pequeña] pensaba que sólo había dos cosas que merecían la pena cuando me quedaba sola: la lectura y la masturbación.
Joumana Haddad (pp. 33-34)

En septiembre de este mismo año tuve la suerte de asistir a la presentación del libro I Killed Scheherazade: Confessiones of an Angry Arab Woman, un manifiesto de Joumana Haddad (Beirut, 1970), poeta y periodista libanesa conocida por la fundación y edición de la revista Jasad, una polémica revista cultural especializada "en las artes, las ciencias y las literaturas del cuerpo":

En cuanto fundé la nueva revista trimestral cultural Jasad (Cuerpo), algunos de los medios impresos o en línea árabes, mostraron su entusiasmo y sus ecos de apoyo llegaron hasta mí (...). Al mismo tiempo, sin embargo, hubo algunas extrañas reacciones y comentarios (la mayoría de las cauales llegaron por e-mail) (...)

Esto es, por supuesto, lo que uno podía esperar, me diréis, y es una reacción inevitable hacia una revista que trata las literaturas, las ciencias y las artes del Cuerpo. Para empeorar las cosas, la revista está en árabe. Y por si no fuera suficiente, la redactora jefe es una mujer. Lo que, básicamente, significa que es un cóctel Molotov a punto de explotar. ¿Qué esperabas? Me diréis.
(...)

Así es como somos, damas y caballeros:

Aplaudimos los desnudos de Robert Mapplethorpe, Man Ray y Spencer Tunick, pero por el otro lado, cuando su trabajo es exhibido en una revista cultural árabe, junto con otras obras eróticas, similares, de artistas árabes y occidentales, condescendientemente lo llamamos pornografía.

(...)

Así es como la mayoría de nosotros somos: Queremos algo y escupimos sobre ello, como dice un refrán libanés. (...)


I killed Scheherazade: Conf...
está escrito a modo de carta al lector y a la lectora occidentales (Sobre camallos, danza del vientre, esquizofrenia y otros pseudo-desastres), incluyendo una serie de capítulos que tratan de responder los estereotipos sobre la presunta "mujer árabe" que Jaddad trata de mostrar inexistente: Una mujer árabe que lee a Marqués de Sade; Una mujer árabe que escribe poesía erótica...

Intencionadamente provocador, la obra no sólo se enfrenta al prejuicio occidental, sino también al sexismo árabe, especialmente el libanés: "Vivo en un país que me odia".

Personalmente, reconozco que muchos apartados del texto me han resultado especialmente rechinantes:

Yo como mujer necesito al hombre. (...) Yo como mujer soy consciente de que el hombre me necesita también a mí. (...) Ambas identidades humanas van de la mano, cómplices e iguales, desafiando, motivando y apoyándose mutuamente, manteniéndose maravillosamente DIFERENTES.
(p.100)


¿Hay algo más magnífico que una mujer insistiendo en ganar sus batallas sin dejar de ser una mujer?
(p. 98)


Soy una mujer profesional de sueldo alto, pero odio tener que pagar la cuenta de un restaurante cuando un hombre me ha pedido una cita.
Soy una mujer intelectual, pero me preocupo por mis arrugas y por mi peso tanto como me preocupo por no haber leído todavía lo último de Kundera.
(...)
En resumen, soy lo que llamaríais una fan de la feminidad (...). Moda y cultura: alimento para el cuerpo, alimento para la mente. Belleza externa e interna, completándose y enriqueciéndose mutuamente.
(pp. 95-96)

En alguna reseña he leído que se citaba a Joumana Haddad como la Nawal Al-Saadawi libanesa. Por supuesto que no quiero quitarle mérito a I Killed Scheherazade: Conf..., pero creo que, sin ser tan críticos como As'ad AbuKhalil (del que ya hablé en mi anterior entrada), es imposible comparar el nivel teórico de una y de otra autora. Marcia Lynx Qualey, escritora asentada en El Cairo, responde por mí en su blog sobre literatura árabe:

¿Es Joumana Haddad la Nawal al-Saadawi de Líbano?
La respuesta corta: No.

No sé si ha muerto Scheherezade. Lo que tengo claro es que no ha sido Joumana Haddad quien empuñaba el arma.


Las perlas de De la Riva


Como es evidente, unx no se hace machista del día a la mañana. Francisco Javier León de la Riva, alcalde de Valladolid, ha sido noticia la última semana por una inoportuna declaración:

La Leire Pajín, una chica preparadísima, hábil, discreta, que va a repartir condones a diestro y siniestro por donde quiera que vaya y que va a ser la alegría de la huerta. Tengo que decir que cada vez que le veo la cara y esos morritos pienso lo mismo, pero no lo voy a decir aquí.

Sin embargo, en el baúl de los recuerdos encontramos los antecedentes del Excelentísimo Alcalde. En 2007, durante la precampaña a las elecciones municipales, hizo esta declaración en un mítin en relación a su oponente socialista Soraya Rodríguez, actual Secretaria de Estado de Cooperación Internacional, entre las carcajadas del público:

Quiero decir que de aquí a pasado mañana, creedme, puede pasar cualquier cosa. Puedo, mañana, ser acusado de... iba a decir de haber violado a la propia candidata, pero la verdad es que...

En abril de 2009, comentó en relación a Carme Chacón, Ministra de Defensa:

Ayer he visto el guirigay que se ha montado entre la ministra de Defensa, que es como la señorita Pepis vestida de soldado...

Asimismo, en una de sus primeras intervenciones como alcalde de la ciudad, en la casa Cervantes en 2005, aseguró su intención de que Valladolid dejara de ser la ciudad de las diez pes:

A la ciudad hay que librarla de pulgas, piojos y putas.

Estas declaraciones no son ni inocentes ni inofensivas. Rotundamente no.