Ecosex y Pulp Fiction


Pensaba hablar sobre el fin de semana y la experiencia ecosexual con Annie Sprinkle, Beth Stephens y Beto Preciado. Pudimos escucharlxs el viernes y el sábado en el Reina Sofía, por no hablar del paseo ecosexual por el Retiro, "follándonos la tierra". Pero la decepción fue tan grande que me da mucha pereza tan solo hablar de ello. Pero no nos olvidemos de la Annie Sprinkle postpornógrafa y de su graciosa y... entrañable Herstory of Porn (1999).

Acabo de encontrarme con una recopilación de portadas de Pulp Fiction lésbica que me ha dejado fascinada (como siempre). Creo que nunca he llegado a leer ninguna, ¿serán tan geniales como sus títulos y portadas? ¿Será la trospidez de la literatura lésbica? Acabo de descubir un artículo de Yvonne Keller llamado "Was It Right to Love Her Brother's Wife So Passionately?": Lesbian Pulp Novels and U.S. Lesbian Identity, 1950-1965". Recoge una cita de una escritora llamada Donna Allegra: "Da igual la vergüenza que me diera pasar por la caja para pagar estos libros; eran totalmente necesarios para mí. Los necesitaba tanto como comida y techo para sobrevivir".


Loca


Del documental Diagnosing Difference (Annalise Ophelian, 2011). En este clip habla Dylan Scholinski.

Mi traducción:

La palabra "locx" me remueve muchos sentimientos. Se ha vuelto tan importante para nosotrxs, como movimiento, que proyectemos que somos sanxs, que somos cualquier otra persona... pero, si somos entonces como cualquier otra persona, tenemos discapacidades [we are disabled], usamos sillas de ruedas, tenemos cáncer, y somos enfermxs mentales [mentally ill]. Padecemos [we do suffer] depresiones, esquizofrenia, trastorno bipolar... Pero como históricamente hemos sido etiquetadxs de enfermxs mentales, está este movimiento que niega que podamos tener ningún tipo de trastorno mental: no podemos estar locxs, porque eso podría querer decir que ser gay es estar locx; así que internalizamos eso. Creo que es uno de los motivos por los que no accedemos adecuadamente al sistema sanitario u otras personas no nos tratan adecuadamente. Sabes, yo estoy loco, y es algo de mí que he aprendido a celebrar en vez de quedarme con el estigma con el que la gente ha decidido etiquetarme como loco; he empezado a verlo como algo que valoro de mí mismo, valoro lo sensible que me hace al mundo, lo que hace que todo me importe tanto... No es algo de lo que avergonzarme.


De Femen, tetas e islamofobia

Amina Tyler escribió sobre su cuerpo desnudo Mi cuerpo me pertenece y no representa el honor de nadie. Lo que empezó como una batalla entre feminismo y patriarcado, acabó como una guerra dentro de los mismos feminismos. Aliaa Magda Elmahdy, bloguera y feminista egipcia, ya subió en 2011 una serie de fotos de desnudos, ella posando incluida (su blog, todo hay que decirlo, es entero muy interesante), suscitando así la polémica. Tanto Tyler como Elmahdy se identifican -o por lo menos simpatizan- con el movimiento FEMEN.

Femen es un movimiento feminista fundado en Ucrania en 2008 pero con ramas en diferentes estados (Rusia, Francia, Alemania, desde hace bien poquito, también España...). Los tres pilares contra los que luchan son la explotación sexual (la rama ucraniana, por lo menos que yo sepa, es radicalmente opuesta a la regulación del trabajo sexual), las instituciones religiosas y las dictaduras. Una de sus armas, por lo menos la más visible, es su cuerpo desnudo como instrumento de protesta. En una entrevista que Alexandra Shevchenko, una de las fundadoras del grupo ucraniano, concedió al diario La Rioja, se tradujeron una serie de declaraciones que no han sido bien recibidas en diferentes círculos feministas: alejarse del feminismo y reivindicar la palabra "femenino" para renovar la imagen de la lucha de las mujeres o alejarse también de la masculinidad en las mujeres y del lesbianismo. Lara (Newell) Alcázar recomendaba en su Twitter este documental sobre Femen para comprender mejor el ideario y el feminismo que representan, lejos de las interpretaciones de periodistas sobre las declaraciones de una de las integrantes. El documental está en francés, pero se entiende bien y es bastante interesante.

El caso concreto de Amina Tyler es relevante porque suscitó una sonora reacción internacional tras las declaraciones de un ulema tunecino que pedía la lapidación para la joven. Las confusiones sobre el sistema jurídico musulmán, sobre las leyes tunecinas (¡no hay pena de muerte en Túnez!) y lo fácil que es pensar que cualquier Otro musulmán quiera apedrear a cualquier Otra, musulmana o no, desencadenó una reacción en cadena que reprodujo todos los mitos del discurso islamófobo y feminista colonial. Este comunicado de la Red de Mujeres Musulmanas explica muy bien lo sucedido en el estado español.

Femen también reaccionó al caso Amina Tyler: Inna Shevchenko declaró el 4 de abril (cumpleaños de Tyler) Día Internacional de la Yihad en Topless, trasladando al movimiento una concepción (nuevamente) universalista. Quemaron simbología musulmana y se manifestaron frente a mezquitas en diferentes capitales europeas. En respuesta, muchas feministas musulmanas protestaron ante lo que significaba una deriva racista e islamófoba que perjudicaba su lucha feminista desde la experiencia religiosa. El debate sobre si el uso del cuerpo desnudo como instrumento de lucha antipatriarcal objetualiza a las mujeres ha llegado a muchos otros círculos feministas y personalmente me da más pereza. Son tetas, joder, tetas. Y cuantas más tetas, cuerpos tatuados, cuerpos sin tatuar, mastectomías, cicatrices... escupan al patriarcado, mejor. Pero intentar que tus tetas, tus luchas y tus discursos sean universales... eso nunca puede acabar bien.

Me gusta, como siempre, este artículo de Filósofa Frívola, y tampoco le hago ascos a Beatriz Gimeno y su comentario más benevolente.


Tomboy



Llevo tanto tiempo mascando una entrada sobre la islamofobia y el discurso neocolonial en las acciones de Femen que acabo de darme cuenta de que hace más de un mes que no escribo. Así que recupero el blog para comentar una película que ya tiene dos años pero que, por lo menos en Madrid, acaban de estrenar: Tomboy (Céline Sciamma, 2011).

Tomboy significaría marimacho o machorra en inglés. La película es francesa, pero el término galo es garçon manqué (¿chico fallido?) y sus connotaciones no se ajustaban a los objetivos de la directora. N. y yo somos "adictas a la crítica mediática feminista" y vamos al cine con lupa morada.

Tomboy pasó nuestra prueba y con creces. No sabría decir si la película está protagonizada por un niño trans, si lo está por una bollera... He visto ambas lecturas en diferentes reseñas y no creo que sea lo importante. Para mí la historia es una historia claramente trans, pero nos encantó que la protagonizara un niño que no tiene los conocimientos o la capacidad para generar un discurso teórico, lo que lo hace mucho más complejo y al mismo tiempo muchísimo más sencillo. Me encantó cómo se refleja la violencia, podía haberse optado por escenas de una violencia más gráfica y sangrienta, pero consigue transmitirte una angustia escalofriante con solo un vestido azul. La escena de la "prueba de género" me recordó a XXY (Lucía Puenzo, 2007) e incluso a Boys Don't Cry (Kimberly Peirce, 1999). Me encantaría-encantaría-encantaría que la pusieran en todos los colegios; aunque creo que sería más importante que la vieran lxs padres...