2011


Cuando empezaba 2008 mi madre me dedicó Perspépolis diciendo que ése sería un año redondo, porque tenía muchas curvas, y que el 2007 había sido malo por esos picos de la última cifra. En su postdata me escribió que bueno, que quizá era achatado más que redondo, pero que eso también estaría bien. Cuando terminó 2008 quise decirle que había tenido razón, que aunque no había empezado demasiado bien, había terminado redondo y que en parte era gracias a su paciencia y presencia, pero bueno, esas cursilerías no eran dignas de mí, así que no le dije nada.

2011 tenía muchas líneas rectas y pocas curvas, pero también ha sido un año redondo. Terminé el posgrado, empecé el doctorado, perdí todas las becas pero conseguí trabajo, me independicé, leí mucho, aumenté mi vida social y conocí a algunas personitas geniales...

Antes era más toc y me importaban todas estas cosas, pero ahora me da bastante igual que mañana sea 2012 y que tenga más o menos curvas. La culpa la tienen los RSS y leer tantas entradas recopilatorias del año. Dicho esto, no sé por qué he escrito esta sarta de chorradas. Una excusa, más menos que más digna, para meter el primer párrafo.

Acabo con algo útil como recompensa. Si estáis en Madrid, en El Gallinero Bar organizan una noche de reyes muy especial, con un taller Drag King impartido por Marina/Mario y una fiesta. Recordé demasiado tarde que trabajo de tardes, pero os envidio mucho a todxs lxs que podáis ir.


Igual para todos


La justicia no es igual para todos en un estado en el que pueden privarte de tu libertad por una falta administrativa aunque eso no sea de derecho, un estado en el que existen los Centros de Internamiento de Extranjeros, donde hay hacinamiento y falta asistencia médica básica o donde el maltrato es política. La justicia no es igual si no tienes papeles.

La justicia no es igual en un estado en el que pueden pararte por la calle si tu color de piel o tus rasgos no son los que se ajustan a lo que unx policía entiende como blancx, aunque eso quede completamente fuera de la ley. La justicia no es igual cuando al denunciar esta ilegalidad eres acusadx de desobediencia y obstaculización de la labor policial. La justicia no es igual si tu color de piel es distinto.

La justicia no es igual en un estado en el que puedes ser acusadx por un crimen con el testimonio de dos policías torturadores y mentirosos como única prueba, un estado en el que puedes terminar suicidándote o en la cárcel durante años por ello. La justicia no es igual si las autoridades pueden pegarte sin motivación legal ninguna. La justicia no es igual si no te ajustas a los cánones estéticos y políticos.

La justicia no es igual para todos cuando existe una figura inviolable y no sujeta a responsabilidad. Cuando para ser esa figura es mejor ser hombre, por derecho. La justicia no es igual si tu apellido es distinto.

La justicia no es igual en un estado en el que a muchas personas con discapacidades psíquicas se les niega el derecho al voto, pese a la ratificación por parte de España de la Convención Internacional de Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU que establece el derecho al sufragio. La justicia no es igual si tus capacidades son diferentes.

La justicia no es igual para todos cuando los desahucios continúan y el consejero delegado del Banco Santander puede ser indultado por el poder ejecutivo. La justicia no es la misma si tus ingresos son más bajos.

La justicia no es igual para todos cuando sólo existen, sólo son legibles, hombres y mujeres. No, la justicia no es igual para todos. O quizá sí, quizá es igual para todos. No para todas. Menos aún para todxs. Ahí quizá tiene razón Juan Carlos y la justicia es igual para todos. Sólo para algunos todos. Y no estamos hablando sólo de gramática. La justicia no es igual si no te ajustas al rígido esquema del género.

Y entonces llega la figura inviolable y no sujeta a responsabilidad y lo dice así. Y se queda tan tranquilo. ¿Se creerá su propio discurso? Y, tras escucharle, parece que todavía hay necesidad de explicar la rabia. God save the King.


Experimentos sociales #1 (2)

Enlace
Hace unos días escribía esta entrada sobre la manera en la que (muchos de) los hombres ocupan el espacio en el transporte público. Mi hermano me dijo que no estaba para nada de acuerdo y que inciaría la observación. Mientras tanto, he encontrado este blog sueco en el que añaden fotos de los asientos del metro de Estocolmo, en las que se ven las diferentes maneras de sentarse. Un punto para Loreto.


De paranoias e histerias

1. Tenía ocho o nueve años. Jugaba al fútbol con lxs vecinxs en una calle a la que llamábamos "la recta". Se fueron todxs a merendar y me quedé sola dándole patadas al balón contra una pared hasta que volvieran. Se acercó un señor con un perrazo, al que ató a un poste. Se acercó a mí y se quedó quieto, con los brazos en jarras, a escasos tres metros, completamente callado y con una sonrisa asquerosa. Se me disparó algún tipo de alarma inconsciente, cogí el balón y me fui a casa corriendo.

2. Hacíamos la prueba de velocidad y resistencia por separado, en el colegio, los chicos y las chicas. Mientras los chicos estaban sentados, las chicas corríamos las cinco vueltas reglamentarias al campo y, cada vez que pasábamos por la línea de meta, donde las escaleritas en las que ellos estaban, cantaban "boing boing boing" y nosotras nos apretábamos lo máximo que pudiéramos los recién comprados sujetadores.

3. Tenía trece años e iba a la calle Argensola a un taller de escritura. Era de las primeras veces que iba sola a Madrid. De día. Un barrio bien. Una moto me siguió muy despacio. El resto de la calle estaba vacía. Paró unos metros por delante de mí y, con el casco puesto, se bajó un poco los pantalones y calzconcillos y empezó a masturbarse mientras se me acercaba y decía cosas. Eché a correr hasta el portal donde era la clase. No le dije nada a nadie en muchos años, como si fuese motivo de una vergüenza horrible.

4. Cuando subíamos la cuesta del Torreón para ir al McDonald's los viernes después de clase, los obreros nos soltaban frases. Recuerdo un día que E. les respondió. Lo que no recuerdo es qué les respondió. En grupo era más divertido, porque sola no me gustaba nada. Me acuerdo perfectamente del "si yo fuera tu padre, tu madre dormiría en la escalera".

5. Con diecisiete años fui por primera vez (y casi última, he de confesar) a una discoteca. Recuerdo perfectamente lo impresionada que estaba con aquel mercado de carne en el que los chicos, apoyados en la pared, miraban pasar a las chicas.

6. Estaba con mi primera novia, en la plaza de Felipe II. En realidad, esta escena podría trasladarse a otras compañías y a otros lugares. Loreto con chica y desconocido o desconocidos que aparecen que (a) se masturban, (b) propoponen un trío, (c) hacen preguntas sobre sexo lésbico.

7. Hará unos cinco o seis años (es que el tiempo pasa muy rápido), estaba leyendo en el metro, de pie junto a una puerta, cuando un señor mayor se me acercó (mucho) y me preguntó si era la dirección correcta para Callao. Asentí: "son tres paradas más". Se quedó quieto, mirándome, antes de decirme: "me excitan las mujeres que leen". Me desplacé a otro rincón del vagón. Entonces, él se colocó junto a otra chica a la que también empezó a molestar. Todo el mundo se daba cuenta, pero nadie dijo nada. Yo tampoco.

Leí el artículo Paranoicas de June Fernández sobre micromachismos y sobre cómo muchos varones (y muchas mujeres, añadiría yo) responden que no son más que exageraciones y paranoias. Mi amigo H. me acaba de pasar otra entrada, la de Ander Izagirre: Son unas histéricas. En ella, una amiga le enumera diez situaciones en las que se ha sentido acosada, desde pequeña y, más adelante, reflexiona sobre el acoso sexual en la calle y sobre la reacción de muchas personas ante su denuncia.

Me gusta cómo habla de un señor que le acosó una noche y cómo, hasta que le vio masturbándose, su única preocupación era que le iba a robar la bici: "Ni se me pasó por la cabeza que yo corriera ningún tipo de peligro sexual. Con 16 años, en mi cabeza no existía ese miedo. Ese miedo que es el primero que le viene a la mente a una chica de esa edad. El chico de 16 años piensa que le pueden robar la bici. La chica de 16, que la pueden violar". Ese miedo nos acompaña desde bien pequeñas, un miedo que nos (re)produce como mujeres y que nosotras mismas también extendemos entre hermanas, amigas, hijas. Miedo que nos genera inseguridad y responsabilidad sobre lo que nos pueda ocurrir. Miedo que influye en cómo nos movemos, por dónde caminamos, a dónde vamos, qué llevamos puesto.

El chico que intenta ligar de forma desafortunada, el amigo que hace comentarios sobre tus tetas sin venir a cuento... puede que pensemos que no es lo mismo y que esas situaciones no pesen en sí mismas, pero como dice June en uno de los comentarios: "[...] lo que ese chico no entiende es que igual es la quinta del día, y que cinco bromas machistas al día sí que minan nuestra autoestima y nos hacen sentir (a muchas inconscientemente) ciudadanas de segunda".


Experimentos sociales #1

Fijaos en el metro. Cómo se sientan los hombres. Cómo se sientan las mujeres. Fijaos en sus piernas. En cómo las abren o cómo las cierran. Fijaos en cuánto espacio ocupan. Y en cómo varía según la raza. Según la clase social. Llevo una semana fijándome. No pensaba que los resultados fueran tan homogéneos.

(También puedes pensar en los criterios que te han llevado a clasificarlos según su género, según su raza, según su clase social).


Feminists fuck better


Vía María Llopis he visto esta imagen que, como eslogan, lleva mucho tiempo dando vueltas por la red y la no-red. De primeras, me ha gustado bastante (así como el tumblr al que me ha llevado). Investigando por un lado y por otro, he llegado a la entrada de un blog que hace unos meses justificaba su reticencia a ese lema en cuatro puntos: (1) se basa en una falsa equivalencia, (2) el hecho de follar mejor o no es irrelevante (no nos hacemos feministas para que tu experiencia sexual sea mejor), (3) invisibiliza a lxs feministas asexuales, célibes o aquellxs que no tienen ningún interés en follar o en que sus artes amatorias sean evaluadas y (4) es soez, no porque el sexo sea soez, sino porque avergonzar a lxs no-feministas mediante la declaración de que follan peor sí que lo es, así como justificar tus ideas políticas con chorradas.

De estos cuatro puntos, me quedo solo con el tercero: la invisibilización de lxs feministas asexuales. Uno de los comentarios a esa entrada dice lo siguiente: "Como feminista asexual, muchas gracias por el punto número 3. El hecho de que seamos pro-sexo no quiere decir que estemos interesadxs en practicarlo".

Soy partidaria, comprendo y comparto la visibilización y politización del sexo que lleva a cabo una parte importante del colectivo queer organizado. Pero me da mucha rabia esa invisibilización, incluso ridiculización de la asexualidad que tantas veces se enuncia. Añado enlace a una interesante entrada sobre ello de Asexual Cupcake (la autora del comentario que he nombrado en el anterior párrafo).


Masoquismo

Entre otras atracciones relacionadas con el masoquismo, está mi pasión por la lectura de páginas Web de carácter sexista, neoliberal, xenófobo, homófobo, y todos los -fobos que se me puedan ocurrir. Durante mucho tiempo, HazteOir (su foro, principalmente) y Libertad Digital (sobre todo los comentarios) fueron mis preferidos. Ahora he descubierto La Gaceta, claro está. Es muy triste descubrir, en realidad, que en relación con la perspectiva de género los comentarios de periódicos autodesignados de izquierdos como Público no sean tan distintos como los de Libertad Digital, por ejemplo. Pero bueno, tampoco hemos nacido ayer y no debemos dejar que nos sorprenda... Cuando hablo de pasión por estas páginas, me refiero a que las leo todos los días y a que durante meses tuve un perfil muy activo en el foro de HazteOir.

Tiempo ha (me encanta el uso de 'ha', no sé por qué se tiene que extinguir...) se aliaron ciertas (presuntamente) feministas con la derecha más conservadora en Estados Unidos para, estratégicamente, perseguir la pornografía. En esa misma línea de alianzas de ciertos colectivos (presuntamente) feministas con actitudes (neo)coloniales e imperialistas, está la defensa de los derechos de las mujeres como argumento a favor de la invasión de otros estados nacionales (de repente George Bush era el mayor adalid del feminismo cuando le dio por declararle la guerra a Afganistán). El famoso enunciado de Gayatri Spivak: "los hombres blancos quieren salvar a las mujeres oscuras de los hombres oscuros" sigue estando muy vigente (muchas mujeres blancas trabajan con estos hombres blancos, no nos olvidemos, claro).

Toda esta política neoimperialista que utiliza el feminismo de forma estratégica es muy similar al uso de los "derechos del colectivo LGTB" como argumento para propagar una ideología de carácter racista, xenófoba y marcadamente islamófoba. Todo esto venía a que estoy fascinada por cómo páginas muy poco destacadas por su identificación con cualquier causa LGTB+ se convierten en los más gay-friendly cuando se trata de poner al islam como enemigo (como es el caso de Libertad Digital). De esta forma, también defienden a Israel como pro-gay (Israel juega muy bien este papel, según su estrategia de lavado de imagen pinkwashing). Ahora mismo estoy enganchada a Con Libertad, un diario de información LGTB relacionado con España y Libertad. Es todo un ejemplo de "gays blancos que salvan a los gays oscuros de los heteros oscuros". Sin equis, claro. Estoy completamente fascinada.


Medeak

El domingo publicaba Pikara Magazine una estupenda entrevista al colectivo feminista donostiarra Medeak.

(...)

Es muy importante borrar el concepto de “dar voz”. Se trata de propiciar espacios donde las personas tomen la voz. Y con las migrantes eso es lo que ha pasado. Las Garaipen se travistieron para salir en la mani del 28-J con nosotras. Eso muestra cómo vamos permeándonos las unas a las otras, y cómo eso se refleja en el cuerpo.

(...)

Las jóvenes hemos crecido en el discurso de la derrota, porque ya no conseguimos montar manifestaciones masivas. No podemos autovalorarnos comparándonos con los años setenta, una época en la que estaba todo el mundo en la calle y que el machismo era mucho más evidente, porque no había ni derecho a divorciarse. Que seamos una escisión de un colectivo estuvo muy mal visto, porque el feminismo clásico apuesta por el todas a la una, y no por la fragmentación. En el contexto actual, un nodo de tres tías produciendo en internet puede tener más impacto que si nos empeñamos a copiar un modelo organizativo que siempre va a terminar en fracaso. Me parece más interesante que cada una se dedique a lo que le motiva, que haya agendas múltiples, que se generen sinergias en diferentes momentos con las putas, con las hackers… Así se avanza, y no pensando que la verdad absoluta la tiene un colectivo determinado.

(...)

Pregunta: ¿Tiene el feminismo algo que aportar en un contexto generalista como el del 15-M, que en ocasiones ha sido hostil, pero en el que también han cabido propuestas feministas?

Kattalin: En este caso me sale a mí también la tentación de decir: “Nosotras ya estábamos haciendo eso, no estáis descubriendo nada”. Sí que hay una falta de reconocimiento. ¿Ahora queréis cambiar el mundo? Yo llevo años intentándolo. El feminismo no ha calado nada en la masa. A mí, personalmente, no me apetece ponerme a explicar a unas personas que quieren cambiar el mundo que feminismo no es lo mismo que machismo. ¿Queréis hacer una revolución? Pues primero informaos. Que asuman una responsabilidad más allá de corear lemas.

Nagore: En Donostia, el 15-M representa la disidencia legítima del sistema, los niños bien que deciden salir a la calle y que sirven para que se defienda que este es un país super sano desde el punto de vista democrático, porque la gente se manifiesta. ¿Y qué es eso de no tener ideología? Un movimiento aglutinador sin ideología no es más que un montón de gente. Dicen que están cabreados, pero tendrán que explicar por qué. Cuando ha habido represión policial contra el 15-M, se han llevado las manos a la cabeza como si quienes hemos sufrido represión policial anteriormente la merecíeramos. Eso sí, que en 15-M más grandes las feministas conspiren desde dentro me parece estupendo. Aunque para mí aparece la contradicción de que estás militando en un movimiento que es la representación del heteropatriarcado.

(...)



Pin pan pun

Ah, sí, que tenía un blog... Por fin me he puesto en serio con la tesis. Y entre eso y el trabajo tengo poco tiempo para escribir sobre bolleras (otras bolleras que no sean las de la tesis, claro). Pensé que sería duro volver a estudiar, leer y escribir sobre cine, pero es un aliciente para levantarme cada mañana, así que estoy contenta: representación, producción y recepción de identidades queer en el cine árabe; caso de estudio: territorios ocupados de palestina.

Para poder "seguir adelante", voy a recopilar todos los links que tenía apuntados. Así podré darle por fin a "leído" en el listado de RSS y viviré tranquila.

Hace casi un mes, eva uvedoble escribió una entrada sobre un par de artistas a las que no conocía: Laura Torrado y Carmela García. Merece la pena indagar.

Pasó el 25 de noviembre y con él el día internacional contra la violencia de género. Alicia Murillo escribía en su blog sobre los carteles que un artículo de El País había recopilado y que los contactos de (por lo menos mi) Facebook compartían sin cesar. "La mujer" siempre como víctima: "En los carteles contra la violencia machista deberían salir hombres violentos no mujeres magulladas con cara de víctimas indefensas". Me quedo con el título de su post: Si me pones la mano encima sales rodando por las escaleras abajo antes de que yo termine de decir "cabrón baboso".

Me fascina la facilidad con la que se promocionan las operaciones de cirugía estética relacionadas con los labios vaginales y el clítoris. Recomendado este artículo de Beatriz Gimeno.

Y ya está; por el momento.