Era 30 de mayo de 1987. En el Parque de El Retiro de Madrid, mi padre y mi madre se paseaban entre los puestos de la Feria del Libro. Mi madre comía fresas, como todos los días desde que se quedó embarazada.
[por eso odio las fresas]
A la mañana siguiente, mi madre corría por el pasillo de un hospital gritando que se me sale, que se me sale. Cuando por fin nací, la matrona me dijo que tenía que esperar hasta los ocho años, por lo menos, para leer los libros de mayores. Me dio tanta rabia que me quedé dormida hasta que, con nueve, me dejaron entrar en la sala de adultos de la biblioteca.
-Mamá, creo que he encontrado algo que realmente me apasiona.
-¿El qué, hija?
-Las mujeres.
Hablar sobre "mujeres" resultó ser bastante complicado, pero eso lo descubrí mucho más tarde.
Hablar sobre "mujeres" resultó ser bastante complicado, pero eso lo descubrí mucho más tarde.
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