el afecto es revolucionario



Podríamos entender las relaciones amorosas, afectivas y/o sexuales, partiendo de esta idea: el amor ni empieza ni acaba obligatoriamente en el dúo sino que puede tener otras formas; crear, en lugar de estructuras cerradas, “polículas”, “núcleos afectivos”, como propone la (h)artivista Marian Pessah, que se puedan relacionar entre ellos, que se alimenten, que compartan espacios físico y/o emocionales. Crear rizomas, campos de patatas interconectadas entre sí, con lugares de unión y zonas de tránsito, con núcleos acentrados y solidarios. El amor, en esta imagen, no es la patata: una patata por sí sola no es más que un pobre tubérculo. El amor, nuestra vida amorosa, afectiva, sexual es todo el campo, todas las relaciones que establecemos los unos con las otras, y las relaciones de todos ellos con todos los demás. Un sistema de alimentaciones multidireccionales y constantes, de cuidados compartidos, una red o, como apunta el activista David M., un sistema de amores de código abierto, como Linux: sin propiedad, sin forma final y preestablecida, sino en constante transformación gracias a las aportaciones de la comunidad que lo compone.

(Romper la monogamia como apuesta política, Brigitte Vasallo, 2013)

amor. (en)amor(arse). (desen)amor(arse). (en)amor(adxs). (h)amor. (des)amor. (hacerel)amor.

lo personal es político.

afectos. cuidados. construir. (de)construir. (re)construir.

La anarquía relacional cuestiona la idea de que el amor sea un recurso limitado que sólo puede ser real si se limita a una pareja. Tienes la capacidad de amar a más de una persona, y una relación y el amor que sientes por esa persona no hace disminuir el amor hacia otr*s. No clasifiques ni compares personas y relaciones, aprecia las individualidades y tu conexión con ellas. Una persona en tu vida no tiene por qué ser nombrada como principal para que la relación sea real. Cada relación es independiente, y es una relación entre individu*s autónom*s.

leemos a mari luz esteban. y a helen torres y bengala&magnafranse. y a coral herrera. y todo lo que pillamos sobre deconstrucción del amor romántico. y compartimos. y hablamos. y vamos a talleres y asambleas y charlas y debates. y nos deconstruimos y nos reconstruimos y nos destruimos y nos volvemos a construir. e identificamos las piececitas que nos componen y las cogemos y las tocamos y las tiramos por el suelo de la habitación y las tuneamos y las volvemos a colocar, ordenadas, desordenadas, nos olvidamos alguna debajo de la cama y nos ponemos alguna de más.

pero luego a veces de repente zas y te atraviesa y duele y todas las piececitas han estallado sin que se lo hayas pedido y qué haces y deleuze no se mete en la cama contigo por las noches.

y entonces piensas que es porque acabas de empezar y porque no sabes y porque eres joven y lees más y vas a más reuniones y tienes más experiencias y las compartes más pero luego zas y te atraviesa y duele y las piececitas otra vez por los aires y mari luz esteban tampoco se mete en la cama contigo por la noche.

Hemos vencido las morales, las vergüenzas y las leyes que nos quieren dóciles y castas. Pero el dolor de barriga cuando afrontamos la ruptura de la monogamia no se cura con manifestaciones ni pancartas. (...) Desde la ruptura formal de la monogamia hasta la construcción de relaciones no monógamas hay un abismo. Y en ese abismo es donde está la potencialidad del movimiento: en las dudas, en los límites, en los miedos, en los pasitos adelante y los saltos atrás. Su carga subversiva, si la tiene, vendrá de los gestos cotidianos, no de las grandes heroicidades que deben su imaginario a tiempos jerárquicos e individualistas que queremos dejar atrás, que pertenecen a un mundo donde el dolor, la vulnerabilidad, el cuidado, los vínculos, la empatía, ni siquiera existen. Nos han impuesto sus formas durante siglos con resultados deplorables.

Saber dónde están nuestros límites, nuestros dolores, nuestros anhelos, nuestros sueños, y saber al servicio de quién están forma parte de un mundo nuevo. Acompañarnos en nuestros caminos, en nuestros pasos y saltos, amarnos desde los gestos pequeños y construir dúos, tríos, o redes desde otros lugares que sean liberadores, espacios amorosos en los que dejarnos caer, temer, sufrir y también acertar, transformarnos y construirnos es, tal vez, nuestra apuesta más radical.
(El poliamor 'is the new black', Brigitte Vasallo, 2014)

y cuando duele más es cuando más fácil resulta querer volver atrás; pero es muy tarde, ya no puedes pensar los afectos de la misma forma que antes. como los feminismos, te joden la vida al mismo tiempo que te la salvan.

claro, si no doliera tanto no sería tan difícil. pero es que lo otro duele más. lo otro es ya más difícil todavía. y qué bonito, qué bonito es también este camino.

Como no nos enseñan a querernos ni en los principios ni en los finales, solemos creer que el desamor es el inicio del odio. Como no nos enseñan a decir adiós, resolvemos las rupturas con batallas románticas, creyendo que todos los finales tienen que ser trágicos. No sabemos despedirnos tampoco de nuestros seres queridos cuando mueren, ni de las etapas que vivimos, ni de las relaciones que nos hacen felices. (...) Porque aunque el amor romántico no dura para siempre, puede transformarse, reciclarse, mutar y convertirse en una relación bonita. Y también puede, sencillamente, apagarse, sin más. Y no pasa nada.
(El amor no dura para siempre, Coral Herrera Gómez, 2015)



Imagen: Es una pintada en Lavapiés de la Asamblea Feminista Panteras. Ya no es el conocido (y también importante) "NO somos amigas, nos comemos el coño", sino que somos amigas y nos comemos el coño. Sin peros.