Policía del género

 
Esta mañana he estado en otro instituto impartiendo los talleres.

Me ha gustado cómo lxs propixs alumnxs han sido partícipes de diseñar un sistema de cajas para explicar el género, cajas cuyos límites eran más o menos fluidos según el momento, el lugar y elx interlocutorx.

Cuando me dicen que el problema es de la sociedad, les cuesta asumir que la sociedad somos todxs nosotrxs.

"Al final, en este mismo instituto, pero en todas partes, es como si fuéramos todxs y cada unx de nosotrxs policías del género, vigilando que nadie se salga de su caja, que los chicos sean como se supone que tienen que ser los chicos y que las chicas sean como se supone que tienen que ser las chicas y que, fuera de esas dos cajas, no hubiera nada más. Como policías del género, los insultos más habituales en el instituto son puta para las chicas y maricón para los chicos (el resto nada, que ni siquiera existen). Todxs nos comportamos como policías del género, humillando a aquélx que hace algún atisbo por salirse de la caja, sintiéndonos así más segurxs, sabiendo que nadie va a sospechar de nosotrxs si somos lxs más estrictxs".

Una chica ha dicho entonces que la plumofobia también entraba aquí: "Ser heterosexual también está dentro de la caja, profe, y la plumofobia no tiene por qué tener que ver con la orientación/opción del deseo de a quien discrimina, sino que está castigando eso que dices. Somos una especia de policías que castigamos cuando alguien se sale de la norma que nosotros mismos nos hemos inventado, y eso no puede estar bien".

Para que luego se diga de "lxs adolescentes de hoy".

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