Hoy he estado en la proyección en la Universidad Autónoma de Madrid de Mi sexualidad es una creación artística (Lucía Egaña, 2011), un documental sobre la escena postpornográfica barcelonesa. Egaña (luzysombre) es también la autora, junto con elpueblodechina, de Porno Vegetal, del que hablé hace unos días.
No escribí ayer, 8 de marzo, porque no sabía qué escribir. Cuando empecé este blog tenía las ideas muy claras: feminismo lesbiano. Entonces llegó el atracón de Judith Butler y "devení queer". He leído tanto en los últimos meses que todavía no he tenido tiempo de reaccionar.
Lo que más me atrajo de la teoría queer es la inclusividad. Lo que yo entendía de las obras que leía era una inclusividad no buenista ni utópica, sino posible y muy reflexionada. La escena queer del Estado español que he ido advirtiendo en diferentes actos y escritos, sin embargo, nunca me ha terminado de convencer por completo. Desde mi posición actual como monógama y sin ser una persona tremendamente sexual, he sentido cierto rechazo en algunos sectores. Bien es cierto que la escena queer de la que hablo está muy relacionada con la postpornografía, por lo que no puedo pedirle más (o pedirle menos, más bien).
Cuando me he acercado a la proyección del documental de esta mañana iba llena de prejuicios y creía que no me iba a gustar. La idea que tenía era la de un grupo de cuerpos queer que habían leído un buen día Manifiesto contrasexual y a quienes, sin profundizar ni investigar más, les había dado por romper esquemas y descubrir Mediterráneos.
Pasando por alto ese elitismo intelectual asqueroso que desprendo de vez en cuando y del que trato de despojarme, el filme me ha dado una patada en la cara. No porque lxs queer postpornógrafxs hayan leído o no hayan leído más o menos filosofía postmoderna. Sino porque me ha recordado que eso no tiene nada que ver. Me pregunto ahora respecto a lo queer lo que se siguen preguntando lxs teóricos de la sexualidad respecto a si existían homosexuales antes de que se discursivizara la homosexualidad. No sé si existían queer antes de los noventa. Supongo que se diferencia de las otras categorías de identidad en tanto en cuanto refleja lo ilegible, por lo que no importa que no fuera discursivizado: lo ilegible se convierte y se convirtía en queer. Aunque contradiga todos los presupuestos postmodernos. Tampoco he pensado demasiado en ello, la verdad.
Ya seguiré ordenando mis ideas. Puede que dentro de 364 días sea capaz de escribir una entrada sobre el Día de la Mujer Trabajadora. Porque por mucho que piense en terminología, categorías y modelos de conocimiento, pasa el 8 de marzo y no me acuerdo de lo importante. Aunque puede que no tenga mucho sentido que lo haga si para ello necesito que haya una persona, "casualmente" mujer, que me haga la comida y me limpie la casa para que yo cuente con tiempo para leer filosofía feminista. A veces no me siento muy orgullosa de ser como soy, pero de eso se trata, ¿no? Identificar las opresiones que ejercemos para tratar de eliminarlas. A veces pienso que Coco Riot tenía razón: si no estás entre lxs oprimidxs, estás entre lxs opresorxs. Lo más importante es que ser oprimidx no te excluye de ser unx opresorx. Lo digo por cierta escena queer del Estado español. Y lo digo por mí. Claro. Como siempre.
cuando descubrí la palabra queer y empecé a indagar en qué era y qué significaba hubo dos cosas que en un primer momento no me cuadraron: la relación con el porno (viniendo del feminsimo es normal, ya que se tiene la imagen de que el porno únicamente degrada a la mujer) y la relación con las trabajadoras sexuales. Pronto descubrí de que no todo es porno mainstream ni visión abolicionista de la prostitución.
Yo también me puse a engullir (y continuo, que no hacen más que salir libros interesantes y no me da tiempo a leer todo) libros de butler, preciado, etc. Y agredezco poder leer estos libros, porque hay muchas personas que no llegarán a poder ver la parte teórica queer, bien por falta de formación, medios o lo que sea, y otras personas dentro del movimiento queer (que no es lo mismo que teoría queer) que tampoco se interesan por esta parte teórica, lo que no los hace menos queer. El ser conscientes de nuestros privilegios, para evitar ser opresores, una buena forma de evitar el elitismo intelectual ;)
Ya que has sacado a Coco Riot, su libro es teoría queer, aunque no lo parezca en un principio, pero está todo dicho de forma sencilla. Me encantó cuando habló de la diferencia entre movimiento queer y teoría queer. Mientras que la teoría está más en las aulas, el movimiento está en la calle. La teoría dinamita todas las identidades, en la calle todavía hacen falta identidades desde las que luchar, incluso el autodenominarse queer se puede considerar una identidad.
Sería maravilloso un mundo sin binarismos, pero es mucho más fácil decir que se es lesbiana a que explicar a todo el mundo que significa queer, que incluso dentro del colectivo lgtb aún hay gente que no saben qué es.
Y no olvidarnos de que no solo es sexualidad, también está la clase social, la nacionalidad...
Yo creo que si que existían queers antes de los 90, pero únicamente como insulto y vejación. Fue en el 91 cuando se acuñó el término teoría queer y nos reapropiamos del insulto, como con bollera o maricón en España.
El debate de la pornografía ha sido más escaso en España que en el mundo anglosajón, donde el feminismo lesbiano es bastante más radical. Las sex wars de aquí se han centrado prácticamente en el trabajo sexual.
Me gusta la distinción entre teoría y movimiento. Al final me tendré que hacer con el libro de Coco, que estuve en la presentación pero no pude comprarlo... ¿Llegará a alguna biblioteca? Lo dudo, lo dudo...