Duelo

Ha muerto Adrienne Rich.

Y es una mierda que solo nos acordemos de lxs grandes cuando mueren.

Lo único que había leído de ella hace dos años era su más clásico ensayo de 1986: Compulsory Heterosexuality and Lesbian Existence. Entré en Gay's the World, la librería LGTB de Londres dos días antes de tenerme que marchar de la ciudad; le pregunté al librero si tenía algo de Adrienne Rich y él pensaba que sólo tenían poesía. Yo entonces ni siquiera sabía que ella era poeta. Me compré A Human Eye: Essays on Art in Society, 1997-2008. Otro de esos libros con más líneas subrayadas que líneas sin subrayar.

Me cuesta leer poesía en inglés. Pero terminé por hacer una (otra) excepción.

In those years, people will say, we lost track
of the meaning of we, of you
we found ourselves
reduced to I
and the whole thing became
silly, ironic, terrible:
we were trying to live a personal life
and yes, that was the only life
we could bear witness to

But the great dark birds of history screamed and plunged
into our personal weather
They were headed somewhere else but their beaks and pinions drove
along the shore, through the rags of fog
where we stood, saying I.

Ha muerto Adrienne Rich.

Y es una mierda que solo nos acordemos de lxs grandes cuando mueren.


Paréntesis

Nota informativa aunque no le importe a nadie: He cambiado mucho desde que empecé a escribir en este blog. Hoy cambio el nombre y el Twitter por lorewaq, un nick más neutro y dispuesto a recibir todas las mutaciones en mi concepción del sistema sexo/género/deseo a partir de ahora. No dejo de identificarme (políticamente) como lesbiana (bollera), pero no me gustan las connotaciones de separatismo lesbiano del nombre anterior. Mantengo la URL porque me da penita. Fin de la nota informativa aunque no le importe a nadie.


Para no feministas

Ya no recuerdo ni en qué blog lo encontré, pero gracias a una amiga lo he recuperado hoy y he podido releerlo. Rosario Hernández Catalán escribió este libro que editó la Federación Mujeres Jóvenes: Feminismo para no feministas: La Vane contra Pátrix (pdf).

La primera vez me acerqué a él con mucho escepticismo, pero me gustó bastante. Es, como el título indica, un libro (capítulo "didáctico", entrevistas a jóvenes y obra de teatro "La poligonera feminista) diseñado para personas que pasan del feminismo ("de hecho te da algo de grima vernos a las feministas en las manifestaciones [...] parecemos paranoicas, ridículas, excesivas, cursis, pesadas, poco objetivas, feas, etc").

Rescato un par de párrafos de los "consejos para las que ya son feministas":

Conviene hacer gala de un feminismo divulgativo ya. Las grandes ideas, y el feminismo lo es, pueden expresarse de manera sencilla. Si no, no son grandes ideas. Hemos demostrado una y otra vez nuestra solvencia teórica y seguiremos demostrándola a través de los estudios de género o del feminismo académico, pero hay que convertir toda esa rigurosa producción teórica en divulgación. Lo digo porque incluso algunos manifiestos resultan oscuros y sólo aptos para las listas que ya se saben la lección. Toca demostrar nuestra valía divulgativa porque las ideas liberadoras deben traducirse a todo tipo de niveles. Quien piensa claro debe escribir claro, y nosotras a veces, sin necesidad ya digo de escribir para la academia, escribimos para nuestro ombligo. No recuerdo quién decía que “la claridad es la cortesía del buen filósofo”, y ha de ser también la cortesía de la buena feminista. Si no, estaremos cayendo en pecado de elitismo y oscurantismo. El lenguaje oscuro ha sido siempre una de las mayores herramientas del poder, mira si no la jerga del Derecho, mira si no cómo la Iglesia Católica gustó durante siglos de usar el latín para dárselas de grande, divina y especial. Quien con su jerga marca distancia no está siguiendo la ética discursiva feminista y de todo movimiento liberador que busque unir a más gente. Si atacamos a las élites patriarcales no podemos reproducir sus malos vicios elitistas.

[...]

Cada mujer agotada, cansada de su vida, y son muchas, guarda en potencia a una feminista. Y para ello no hace falta haberse leído ni a Simone de Beauvoir ni a Judith Butler ni a Amelia Valcárcel. Muchas no iniciadas en el feminismo se creen que no pueden entrar en nuestro “selecto club de lectoras”. Leer más no necesariamente implica tener clara moralmente la práctica feminista. Ni siquiera escribir más. Debemos buscar lo común con las que llegan nuevas, no empezar marcando distancia porque llevamos más años, tenemos más amigas, tenemos más contactos y lecturas, o, en resumen somos ya un poco perras viejas. Si nosotras vamos por la j, la que todavía va por la a debe de ser respetada y escuchada, al fin y al cabo a todas nos queda mucho para llegar a la z. [...] No las corrijamos con altivez porque los egos son frágiles, y a medida que engorda el nuestro disminuye el de nuestra nueva compañera.

La misma autora y la misma Federación publicaron Pero este trabajo yo para qué lo hago (pdf), al que aludí en otra entrada. Voy a copiar también una cita de ese:

Me he preguntado cómo es que cierta gente a la que admiro intelectualmente, gente que me ha dado muchas claves para la rebeldía, para entender que este sistema apesta, me he preguntado, digo, porqué razón esta gente insiste una y otra vez en escribir tan oscuro. Creo que sé la razón, pese al compromiso político, esta gente viene o incluso trabaja en la Universidad. Conozco un poquito este medio, sé algo de sus reglas, de sus exigencias a la hora de hablar y escribir. Aunque esta gente a la que admiro sea crítica con el Estado, el capital y el patriarcado, a la hora de escribir no puede evitar usar un estilo que, consciente o inconscientemente, está destinado a seducir a sus iguales académicos. En el fondo escriben para un imaginario tribunal de sabios (pocas veces de sabias), escriben para que esta o aquel compañero también marxista o feminista se dé cuenta de lo mucho que valen sus teorías y de lo muy a la última que está (también en el pensamiento existen modas y alardes, conviene no ser hortera, conviene ser cool). Es por el ego, por la autoestima intelectual, por dejar con la boca abierta a todo el congreso, a todo el seminario, a todo el público de las jornadas. Es como si yo fuera peluquera y me empeñara sólo en hacer recogidos de novia para demostrar a las compañeras y compañeros lo mucho que valgo. Es como si, para enseñarles mi valía, me empeñase en hacerle recogidos de novia incluso a la señora mayor que viene para que le carde y le tiña sus cuatro pelos, sería ridículo, ¿no?, pues al haber interiorizado las normas de la academia, al pensar que tienen que enseñarle al mundo lo mucho y difícil que han leído, muchas de estas gentes intelectuales comprometidas se pasan la vida haciendo recogidos de novia que no vienen a cuento. E imagínate cómo serán entonces las intelectuales y los intelectuales que no se comprometen, el personal erudito sin más.


Ya me lo dijo una profesora hace un año. Hay que seguir aprendiendo.


Sex+

He descubierto a una vlogger genial. Se llama Laci Green y sube videos sobre sexo en positivo (sex positive feminism). Hay muchos que me han encantado, pero tres me gustan especialmente (en inglés): uno que resuelve dudas sobre la asexualidad, otro que habla del uso de la palabra puta como insulto y un tercero que habla del uso de la sexualidad como herramienta de humillación (ya sea por tener una vida sexual activa, por tener una orientación del deseo no normativa, por no querer o no poder tener relaciones sexuales...).

Muy didácticos.

También tiene blog y tumblr.


Puesto de control

La visibilidad ha sido siempre el eje central de mi activismo y de mi concepción de la lucha LGTB+. Visibilidad de los cuerpos, visibilidad de la sexualidad, visibilidad de las identidades...: visibilidad necesaria para la inteligibilidad de las personas dentro del cuerpo social.

Desde hace un año, ya fuera para la tesis de fin de máster, para el doctorado actualmente o para diferentes comunicaciones, estudio la diversidad afectivo-sexual en diferentes contextos socioculturales, eminentemente musulmanes. Como ya dije en otra entrada, me encontré desbordada por teóricxs, activistas y narrativas personales que no concebían la visibilidad como parte central, ni tan siquiera importante o necesaria, de su lucha y/o vida.

Le he dado vueltas y vueltas a las palabras de Haneen Maikey, una de las activistas palestinas más importantes: "Las estrategias occidentales que hablan de ‘visibilizar’ y ‘salir del clóset’ nos son irrelevantes. El movimiento de liberación gay en Occidente puede alimentar nuestra motivación, mas no vamos a copiarlo. Una marcha del orgullo gay en Ramallah no serviría para nada, entre otras cosas porque muchos de nuestros miembros no han ‘salido del clóset’ en el sentido occidental de esta metáfora. No pertenecemos a una cultura cristiana, no tenemos la tradición de la confesión". Me he esforzado por encontrar traducciones culturales; el problema es que si me quitaban la visibilidad, no concebía, no entendía ninguna alternativa.

Así, ha llegado a mis manos (ojos) un artículo de Jason Ritchie: "How Do You Say 'Come Out of the Closet' in Arabic: Queer Activism and the Politics of Visibility in Israel/Palestine". En él, establece la alternativa a la estrategia de la visibilidad y a la metáfora del armario.

Al llamar la atención, en lugar de esquivando, las prácticas excluyentes del Estado y los discursos racistas de la nación, descubrimos que la metáfora del puesto de control [checkpoint] es más eficaz a la hora de recoger las experiencias de lxs palestinxs queer que la familiar metáfora del armario.

Además, precisamente porque inscribe la violencia estatal tan crudamente sobre los cuerpos de sus otrxs raciales y nacionales, cualquier crítica del punto de control implica, necesariamente, una crítica del Estado y de su violencia.

El armario, por el contrario, es una sutil y "característicamente 'posmoderna' [técnica] de poder", y la lucha contra él, así como por el derecho a "salir de él" como respetables ciudadanxs queer, protege al Estado de la crítica mediante su representación como lugar "neutral [árbitro] en los daños causados" al que clamar compensación y protección, en lugar de una estructura investida del mismo poder de dañar.

En otro apartado, habla de estrategias activistas alternativas que funcionan en otros contextos socioculturales:

Que finalmente el activismo palestino queer triunfe no es el tema de mi artículo. A donde quiero llegar es, más bien, a explicar cómo lxs activistas queer palestinxs se han negado a emular a lxs activistas israelíes y occidentales pro-visibilidad, cuyo discurso parte del lexicón neoliberal y que articula sus demandas al mismo tiempo que justifica la violencia estatal contra lxs otrxs raciales a cambio de un reconocimiento en cierto modo victimizado como queer domesticadx.

En este rechazo de lxs palestinxs queer se puede intuir un tipo de activismo que no esquiva las políticas a favor de la normalización, pero que articula la visión de una sociedad transformada por una reestructuración fundamental del poder. En lugar de organizarse en torno a la identificación común como "gays y lesbianas", su activismo tiene por objeto la creación de una comunidad basada en la "identificación común con una interpretación radical y democrática de los principios de libertad e igualdad". Esta comunidad no demandaría al Estado liberal el reconocimiento y la protección de lxs queer representados como víctimas, sino que exigiría que estuviera a la altura de sus ideales democráticos.

De esto que algo hace click en tu cabeza...


Dys·4·ia


Dys·4·ia es un videojuego diseñado por Anna Anthropy. Reproduce el relato autobiográfico de su proceso de reasignación de género. Me ha gustado.

Vía AmbienteG.


Bibliografía

Textos Queer - una página estupenda que recopila enlaces a una serie de imprescindibles del feminismo y la teoría queer.


Desorden

"No nacemos en un cuerpo equivocado, nacemos en un mundo equivocado como bien dice la activista pro derechos trans Porpora Marcasciano": así habla Erik, elx dueñx de una de las producciones narrativas del capítulo que firman Antar Martínez-Guzmán y Marisela Montenegro en El género desordenado: Críticas en torno a la patologización de la transexualidad (editado en Egales por Miquel Missé y Gerard Coll-Planas).

"El ser humano suele caer en su trampa con demasiada facilidad", continúa Erik, "hemos creado un montón de pequeñas ficciones que nos sirven para organizarnos en sociedad o para conducir nuestra vida personal, pero las creemos de tal forma que nos parecen como verdades absolutas e incuestionables; como el dinero, las fronteras, el tiempo y, por supuesto, entre otras tantas, el género".

Semanas como la pasada me hacen pensar que no valgo para el activismo. Me hastío de la RAE, me hastío de Gallardón, me hastío de la violencia estructural y me hastío de la indignación twittera y me lleno de tristeza. Y El País Semanal se queda tan atrás, tan atrás, con sus reportajes sobre falsa liberación sexual y tríos descafeinados. Y Pérez Reverte hace bromas de feminazis y lxs mismxs de siempre se preguntan por qué no existe un Día del Hombre. Y habría tanto que escribir sobre ello pero para eso están lxs que aguantan toda esta retahíla una y otra vez. Así que yo me encierro en el libro que tenga en este momento y subrayo frases y subrayo frases y les miro desde lejos valientes valientes y les miro desde lejos y subrayo frases y deseo que alguien dinamite toda esta mierda y que el lenguaje las palabras las voces los diccionarios los unos los ceros se deshagan ante nosotrxs.

Así que esta semana tocó esconderse en El género desordenado. Sí. Recomendable.


Walking Home



Me ha encantado. Una producción de Third World Newsreel Workshop en colaboración con Messages in Motion. Dirigida por Nuala Cabral.

Encontrado vía Alicia Murillo.