Mi primer año fuera del armario sentía tristeza cada vez que alguien, por la calle, me insultaba. Sentía tristeza cuando amenazaban por pegarme, algo que ocurrió en varias ocasiones. Sentía tristeza cuando mi tía me decía que le desmintiera a todos mis allegados que fuera lesbiana, que les estaba haciendo daño con mi sinceridad. Sentía tristeza cuando mis familiares más cercanos no entendían ciertas cosas. Después lo convertí en rabia, que duró años y, más tarde, en indiferencia. Hace apenas dos años que unos insultos me devolvieron la furia. No sabía cómo canalizarla, y me agujereaba por dentro. No quería volver a la indiferencia, así que la convertí en activismo. El activismo no significa necesariamente afiliarse a asociaciones, hacer voluntariado… Cada cual elige su causa y no tenemos tiempo para todas. Pero salir del armario también es activismo. Mi participación en X está muy relacionada con este tipo de activismo. Es recordarles a lxs chavalxs LGTB que hay vida más allá del armario. Es recordarles que existen las lesbianas, los gays, lxs trans, lxs bi.
Sin embargo, vuelvo a lo de siempre. Claro que es muy injusto culpar a la persona LGTB+ de la LGTBfobia. No es eso lo que pretendo. Tan sólo me interesa la responsabilidad. Nadie habla de culpas. Pero todxs somos responsables de la sociedad en la que vivimos.
Si no te van a echar del trabajo, si no te van a echar de casa, si no te van a encarcelar o a asesinar..., salir del armario (sin espacios de ambigüedad, sin peros) se convierte en una responsabilidad ética individual y colectiva. Tu armario es mi armario, tu invisibilidad es la de todxs.
De visibilidad se podría escribir tantísimo... Éste es el video que la revista Mirales ha preparado en ocasión de esta jornada de abril. "La visibilidad de los personajes públicos contribuye a disminuir el miedo. En muchos casos la lesbofobia está motivada por la ignorancia y el desconocimiento", dice María Jesús Méndez, su directora. Bien es cierto que necesitamos referentes, pero cuántas veces escucho las manidas críticas a políticas, a cantantes, a actrices..., en boca de personas que se esconden corriendo el día del Orgullo si se acerca una cámara de televisión. Cada persona necesita su tiempo, sí. Pero es que ya son muchos años. Y hay muchas personas que han sido (y son) asesinadas, mutiladas, encarceladas y humilladas para que puedas ir de la mano de tu chica por la calle como para que ahora pidas... tiempo. No creo en el derecho al armario. Siempre me ha sonado a excusa.
Es el momento en que las lesbianas que somos visibles comencemos a exigir a las que no lo son que den un paso al frente; al menos que se lo exijamos a aquellas que dicen, en privado, defender los derechos de las lesbianas; que les exijamos coherencia política y ética. Los derechos se defienden en el espacio público y no sólo en el privado. Desde el armario no se defiende nada porque nadie te escucha ni te ve.Beatriz Gimeno
Aunque no considero que lo óptimo sea vivir 'escondida' no acabo de ver si somos (y hablo en plural) alguien para poder reclamarles a los demás que rompan con algo (miedos, cobardía y vergüenza, como dicen en MiraLES).
Pero estoy abierta al debate :)
Sara, muy interesante el debate que has abierto, tanto que me doy yo misma pie a comentar que nadie puede reclamar nada a nadie, hasta ahí todo es correcto, ¿no? o quizá todo incorrecto..los problemas vienen cuándo de ahí se puede deducir que quien reclama, reivindica y pide derechos somos las que rompemos y las que recibimos de casi por todos los lados y de manera extrapolada también se benefician (de aquellas mejoras) los que nunca dijeron una palabra más alta que la otra. Y supongo, que esto no es justo, es más bien un efecto francotirador. Es más bien de cobardes.
Mientras unas de han dado de ostias y han sufrido todo tipo de abusos físicos y psíquicos, otras prefieren andar de puntillas sobre un suelo de cristal.
Esta es una revolución si no estás en la lucha entonces no estás.
La toma de decisiones personales en este caso también es una cuestión política y por ello cambiante, decisiva, discursiva y visible.
Estoy de acuerdo con Natalie.
De todas formas, me tiro unas cuantas piedras en el tejado cuando admito que siempre digo que no se le puede poner sobre los hombros a un individuo el peso de todo un colectivo, y con la exigencia de visibilizarse (cuando no hay integridad física o económica en juego, ojo) como acto de responsabilidad, parece que lo estoy haciendo.
Si nos pusiéramos un poco marxistxs diría que todo se basa en opresorxs y oprimidxs. O estás entre los oprimidxs, maltratadxs, discriminadxs; o estás entre los opresorxs, maltratadorxs, discriminadorxs. Sin embargo, yo meto con una pinza a los aliadxs, que están del lado de los oprimidxs sin serlo. Si te quedas en el armario, saltas rápidamente de oprimidx a opresorx. Por supuesto que el armario también es un instrumento de opresión y el armarizado es víctima. Pero la alianza LGTB+ es una alianza de vulnerabilidades; todxs somos vulnerables así que no eso no es excusa.
Me quedo con lo que ha dicho Natalie Barney: si no estás en la lucha entonces no estás.
Una última apostilla: hay infinitas luchas en el mundo que merecen la pena y no hay capacidad ni tiempo para emprenderlas todas. De igual manera que yo he elegido el sexismo, la LGTBfobia y el racismo como mis objetos de lucha, hay otras que no emprendo (no todas mis consumiciones son de comercio justo, no ahorro energía todo lo que debiera, y otras tantas causas pequeñas y cotidianas que debería abrazar). Pero por lo menos tengo la decencia de avergonzarme por ello y no verbalizar excusas. Y, además, no estoy hablando de voluntariado activo ni de revolución sexual radical e inmediata. Sólo evitar esconderse y disimular. Ahorrarse las excusas. Si vas a excusarte, mejor confiesa que no te importa lo suficiente.
PS2. La segunda persona no era por ti, Sara =P