felicidad(es)


Nunca habíamos pensado la felicidad y de repente tenemos que responder a una pregunta que nos enfrenta directamente con ella. Algunxs somateques hemos estado trabajando en la propuesta que nos hizo el colectivo Subtramas de participar con diferentes acciones en la exposición Un saber realmente útil. En la Web viene el listado de acciones públicas, en el que han trabajado un montón de grupos. El viernes 16 y el 23 de enero hicimos ya algunas cositas, y el viernes 6 de febrero es la última participación. La propuesta de Subtramas vino en forma de pregunta: "¿Cómo activamos la imaginación para crear una felicidad distinta a la que organiza el capitalismo?". A partir de ahí hemos desarrollado un taller de felicidad DIY no capitalista, que se desarrollará en el espacio de la exposición el viernes a las 7 de la tarde (¡a esa hora la entrada al museo ya es gratuita!). (Si te quieres pasar, envía un email a programasculturales2@museoreinasofia.es).

Esta reflexión sobre la felicidad me ha ha hecho pensar en mi relación con ese concepto. Por un lado, tengo la sensación de que nunca lo había pensado y, por el otro, no he hecho otra cosa a lo largo de la vida. Supongo que relaciono inmediatamente la palabra "felicidad" con su acepción más cercana al sistema cisheterocapitalista, una ficción de consumo siempre en el punto de mira y nunca alcanzada, regida por la productividad y por la norma (norma-lidad, norma-tividad), que parte de la producción de fronteras rígidas entre lo legítimo y lo ilegítimo, entre lo posible y lo no posible, que se basa en un estado permanente, fijo, inmutable; y que no coexiste con la vulnerabilidad sino con su supresión. Es una pena la cantidad de palabras que el sistema cisheterocapitalista patriarcal y capacitista nos roba: nos roba "vida" en el movimiento antiabortista ("¿pero de qué vida hablas cuando hablas de la vida?"), nos roba "felicidad", nos roba "familia", nos roba "libertad".

Sin embargo, sí he vivido y pensado otras felicidades. Hace un año (¡un año!) escribía una entrada a partir del manifiesto de Pedro Lemebel (aquí artículo precioso escrito por Preciado a raíz de su muerte) sobre ese lema: "nuestra venganza es ser felices", aunque al final huía otra vez de esa expresión y escribía: "nuestra venganza es vivir y seguir sobreviviendo". Supongo que mi/nuestra reflexión sobre la felicidad se acerca más a lo que serían las vidas vivibles de Judith Butler y la lucha por las condiciones para que esto sea posible.

Sara Ahmed (una tipa muy guay que escribe sobre feminismos, teoría queer y decolonialismos) escribe sobre la felicidad y la infelicidad en la literatura lesbiana, y concluye que la felicidad queer radica en la posibilidad de la infelicidad, y que la felicidad capitalista se basa en la exclusión de esa posibilidad. Más adelante también publica una monografía sobre el tema: The Promise of Happiness. ¿Quita peso saber que puedes no ser/estar feliz? ¿Qué supone la "felicidad obligatoria" en un sistema que te niega las condiciones para construir vidas vivibles?

Hablábamos el otro día de la imposibilidad de vivir fuera del sistema y de la necesidad de negociar perennemente con él para sobrevivir; hablábamos también de que el sistema es inherentemente fallido y que contiene grietas en sí mismo; hablábamos de la posibilidad de habitar las grietas para evitar su reabsorción, para agrandarlas y conservarlas, para hacer agujeritos que nos permitan mirar fuera e imaginar otras formas de vida posibles y las palabras para nombrarlas y construirlas. ¿Cómo son las grietas de la felicidad obligatoria del capitalismo? ¿Cómo habitar en ellas? ¿Cómo ser felices, cómo estamos ya siéndolo, en ellas?

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