Lena Dunham en Girls |
Lena Dunham, conocida principalmente por la serie Girls (de 2012 hasta el día de hoy), vuelve a protagonizar polémica por dos fragmentos de su nuevo libro: No soy ese tipo de chica (Espasa, 2014). Los fragmentos son estos:
-¿Todas tenemos útero? -le pregunté a mi madre cuando tenía siete años.
-Sí -me dijo-. Hemos nacido con él y con todos nuestros óvulos, pero empiezan siendo muy pequeños. Y no están listos para hacer bebés hasta que somos más mayores.
Miré a mi hermana, una delgada y fuerte niña de un año, y a su barriguita. Imaginé los óvulos en su interior, como el saco de huevos de araña en La telaraña de Carlota, y su útero, del tamaño de un dedal.
-¿Su vagina es como la mía?
-Eso creo -me dijo mi madre-. Solo que más pequeña.
Un día, sentada en el camino de entrada a nuestra casa de Long Island mientras jugaba con cubos y bloques, mi curiosidad logró su objetivo. Grace estaba sentada, balbuceando y sonriendo, me incliné entre sus piernas y con cuidado abrí su vagina. No se resistió y cuando vi lo que había dentro grité.
Mi madre vino corriendo.
-¡Mamá, mamá! ¡Grace tiene algo ahí dentro!
Mi madre no se molestó en preguntarme por qué le había mirado la vagina a Grace. Eso entraba dentro del espectro de cosas que yo hacía. Se limitó a ponerse de rodillas para verlo por sí misma. Enseguida pareció evidente que Grace se había metido allí seis o siete piedras. Mi madre se las sacó con paciencia mientas Grace se reía, encantada de que su travesura hubiera tenido tanto éxito. (páginas 142-143).
Y este otro:
Conforme iba creciendo, empecé a sobornarla a cambio de su tiempo y su afecto: un dólar en cuartos si me dejaba que la maquillara como una motera. Tres caramelos si permitía que la besara en los labios durante cinco segundos. Lo que quisiera ver en la televisión si se relajaba conmigo. Básicamente, intenté cualquier cosa que haría un depredador sexual para atraer a una chica de clase media (página 172).
Un medio bastante conservador, Truth Revolt, publicó hace diez días un artículo titulado: "Lena Dunham describe cómo abusó sexualmente de su hermana" y, a partir de ahí, saltaron noticias en todos los medios (no solo conservadores, claro está, también desde muchos foros y medios feministas). Dunham se enfadó bastante, afirmó que todo lo publicado fue previo consentimiento de su hermana, que los abusos sexuales en la infancia destrozan muchas vidas, que distingue entre el abuso y la curiosidad infantil y que lamenta la falta de sensibilidad en el uso del término "depredador sexual", así como haber podido detonar traumas a algunxs lectorxs.
Personalmente, lo que diga ella al respecto me parece poco relevante, y más importante (o en realidad lo único importante) lo que pueda decir su hermana, que sostiene que no vivió ningún abuso y que cada persona tiene derecho a narrar su propia existencia y a determinar qué le ha dañado y qué no le ha dañado. Supongo que eso sí me molesta, que decidan ignorar abiertamente o restarle importancia a la versión de Grace Dunham (¿por qué hacer caso a una mujer que dice que ha sido violada? ¿por qué hacer caso a una mujer que dice que no lo ha sido?).
A Lena Dunham le tienen mucha manía desde sectores conservadores por mujer, por feminista, por gorda que no se avergüenza.
Pero más manía y esta sí justificada le tienen desde muchos feminismos, sobre todo por su falta de conciencia acerca de sus privilegios. A la serie Girls se le acusa casi desde que empezó de burbuja blanca, de racismo hipster, de racismo, al fin y al cabo. No le vino muy bien que Lesley Arfin, una de las guionistas, ante las críticas por falta de representación de personas no-blancas, escribiera irónicamente: "Lo que más me molestó de [la película] Precious es que no había representación de MÍ". [Sí, ya sabes, el racismo inverso tan apropiado, como el hembrismo]. Dunham, por su parte, siempre ha dicho que el hecho de que todas las personas que salen en la serie sean blancas es casualidad, mero accidente. Este artículo de The New Yorker explica todo bastante bien.
Sí, casualidad.
Probablemente los feminismos negros e interseccionales no estarían tan enfadados con Dunham si hubiera reconocido que se equivocó, que no fue consciente de sus privilegios, que su mundo es blanco y que así ha sido su serie pero que el hecho de que su mundo sea blanco no es mero accidente, o si hubiera decidido trabajar su privilegio y que se notara en su trabajo (ya que ella decide llamarlo feminista). Pero prefiere decir que es casualidad. Y que lo siga siendo.
Una de las mejores series de televisión es la de girls, transmitida por hbo. Me gusta mucho la forma de ser de las 4 chicas, hace que de pronto me identifique un poco.