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Nos estamos muriendo todo el tiempo. Pasé la tarde hablando con L. sobre la muerte. Bueno, también hablamos de ansiedad, de crochet, de cine, de lo mucho que nos queremos y de Sálvame Deluxe; que si no qué bajón.
Gerard Coll-Planas publica en 2012 La carne y la metáfora: una reflexión sobre el cuerpo en la teoría queer. En su aproximación a la percepción del cuerpo en la posmodernidad, comienza por la concepción de Norbert Elias del proceso civilizatorio: una lucha contra la naturaleza que tiene dos puntos débiles, el sexo y la muerte. Para Elias, se estarían relajando las reglas que regulan la sexualidad mediante un autocontrol interno, pero el horror que provoca la muerte va en aumento.
El recorrido que hace Coll-Planas con ayuda de Norbert Elias y de Zygmunt Bauman sobre la percepción de la muerte en la modernidad y en la posmodernidad se podría acompañar muy bien del discurso de Beto Preciado sobre los diferentes regímenes de verdad en los siglos XIX y XX.
Antes de la modernidad, se entiende la muerte como parte de la vida, obra del destino o voluntad divina (aparatos de verificación teológico-trascendentales, tanatopolítica, cuerpo plano). Con la modernidad, la razón pretende controlarlo todo, la muerte es la "herida mortal al narcisismo del ser humano", la muerte es el fracaso de la ciencia (aparatos de verificación científico-empírico, cuerpo que es interioridad pública, biopolítica). Así, al no ser capaces de asumir la mortalidad de nuestros cuerpos, aislamos a las personas que están cercanas a la muerte. Nuestra mortalidad no es negada explícitamente, pero es aislada, utilizamos un "lenguaje de la supervivencia" que nos da una vía de escape al horror que supone saber que vamos a morir. Para Bauman, "según el discurso moderno, morimos por causas concretas, mientras que en el fondo todxs morimos... porque somos mortales". ¿Cómo se lidia con la muerte en la posmodernidad? También para Bauman, en esta modernidad líquida ya no olvida la muerte o la intenta vencer con la ciencia, sino que "se deconstruye la inmortalidad en un conjunto de satisfacciones alcanzables", se pospone, se banaliza. Estas tres huidas de la mortalidad (trascendencia religiosa, desconocimiento, aislamiento, olvido), se combinan en el sujeto posmoderno con serias consecuencias: negar la mortalidad es negar la vulnerabilidad, es negar los límites del cuerpo.
Pero paremos un momento, de qué sujeto habla Coll-Planas, de qué sujeto habla Elias, de qué sujeto habla Bauman. L. y yo hablábamos de otro sujeto, desde otro lugar. La posición de la que salen las voces de L. y la mía es bastante similar, pero nuestra visión de la muerte es opuesta. Aun opuesta, es claramente diferente a la de ese hombre (hombre) tan posmoderno que ignora la muerte, que pospone la muerte, que olvida su vulnerabilidad. Qué sujetos pueden permitirse olvidar la muerte. Coll-Planas teme que la teoría cuir se olvide de la muerte y de los límites del cuerpo, y nos trae el asesinato de Isaac y Julio como si quisiera recordarnos que lo cuir no se queda en tu taller drag king y que a veces nos matan. Pero precisamente lo cuir no puede separarse de la muerte. Porque nace precisamente de la conciencia de vulnerabilidad. Quiénes son esos sujetos de los que hablan Coll-Planas, Elias, Bauman... que pueden permitirse olvidar la muerte. Y dónde metemos en estos discursos a esos otros cuerpos que bailan con la muerte cada día. A los cuerpos enfermos, a los cuerpos que han escuchado de su médicx la fecha de su final, a los cuerpos suicidas, a todos los cuerpos que sí saben de su vulnerabilidad porque se han producido en ella. L. y yo queremos una genealogía de la muerte desde esos cuerpos que, algunos sin ningún miedo y otros con demasiado, nunca se han podido permitir olvidar su mortalidad. Luego hemos pasado a Sálvame Deluxe, que estaba poniéndose la tarde demasiado intensa.
Imagen: "rhytm 10", de Marina Abramovic, performance donde clava un cuchillo entre los dedos de la mano y cambia de instrumento cada vez que se corta. Para Coll-Planas, este tipo de performances, como las de Stelarc, construyen un cuerpo potente que puede vencerlo todo ignorando sus debilidades. Personalmente, pienso que intentan lo contrario. En realidad pensaba ilustrar la entrada con algo de accionismo vienés, pero seguramente C. no volvería a leer el blog, así que he pasado.
Muerte y Sálvame
Nos estamos muriendo todo el tiempo. Pasé la tarde hablando con L. sobre la muerte. Bueno, también hablamos de ansiedad, de crochet, de cine, de lo mucho que nos queremos y de Sálvame Deluxe; que si no qué bajón.
Gerard Coll-Planas publica en 2012 La carne y la metáfora: una reflexión sobre el cuerpo en la teoría queer. En su aproximación a la percepción del cuerpo en la posmodernidad, comienza por la concepción de Norbert Elias del proceso civilizatorio: una lucha contra la naturaleza que tiene dos puntos débiles, el sexo y la muerte. Para Elias, se estarían relajando las reglas que regulan la sexualidad mediante un autocontrol interno, pero el horror que provoca la muerte va en aumento.
El recorrido que hace Coll-Planas con ayuda de Norbert Elias y de Zygmunt Bauman sobre la percepción de la muerte en la modernidad y en la posmodernidad se podría acompañar muy bien del discurso de Beto Preciado sobre los diferentes regímenes de verdad en los siglos XIX y XX.
Antes de la modernidad, se entiende la muerte como parte de la vida, obra del destino o voluntad divina (aparatos de verificación teológico-trascendentales, tanatopolítica, cuerpo plano). Con la modernidad, la razón pretende controlarlo todo, la muerte es la "herida mortal al narcisismo del ser humano", la muerte es el fracaso de la ciencia (aparatos de verificación científico-empírico, cuerpo que es interioridad pública, biopolítica). Así, al no ser capaces de asumir la mortalidad de nuestros cuerpos, aislamos a las personas que están cercanas a la muerte. Nuestra mortalidad no es negada explícitamente, pero es aislada, utilizamos un "lenguaje de la supervivencia" que nos da una vía de escape al horror que supone saber que vamos a morir. Para Bauman, "según el discurso moderno, morimos por causas concretas, mientras que en el fondo todxs morimos... porque somos mortales". ¿Cómo se lidia con la muerte en la posmodernidad? También para Bauman, en esta modernidad líquida ya no olvida la muerte o la intenta vencer con la ciencia, sino que "se deconstruye la inmortalidad en un conjunto de satisfacciones alcanzables", se pospone, se banaliza. Estas tres huidas de la mortalidad (trascendencia religiosa, desconocimiento, aislamiento, olvido), se combinan en el sujeto posmoderno con serias consecuencias: negar la mortalidad es negar la vulnerabilidad, es negar los límites del cuerpo.
Pero paremos un momento, de qué sujeto habla Coll-Planas, de qué sujeto habla Elias, de qué sujeto habla Bauman. L. y yo hablábamos de otro sujeto, desde otro lugar. La posición de la que salen las voces de L. y la mía es bastante similar, pero nuestra visión de la muerte es opuesta. Aun opuesta, es claramente diferente a la de ese hombre (hombre) tan posmoderno que ignora la muerte, que pospone la muerte, que olvida su vulnerabilidad. Qué sujetos pueden permitirse olvidar la muerte. Coll-Planas teme que la teoría cuir se olvide de la muerte y de los límites del cuerpo, y nos trae el asesinato de Isaac y Julio como si quisiera recordarnos que lo cuir no se queda en tu taller drag king y que a veces nos matan. Pero precisamente lo cuir no puede separarse de la muerte. Porque nace precisamente de la conciencia de vulnerabilidad. Quiénes son esos sujetos de los que hablan Coll-Planas, Elias, Bauman... que pueden permitirse olvidar la muerte. Y dónde metemos en estos discursos a esos otros cuerpos que bailan con la muerte cada día. A los cuerpos enfermos, a los cuerpos que han escuchado de su médicx la fecha de su final, a los cuerpos suicidas, a todos los cuerpos que sí saben de su vulnerabilidad porque se han producido en ella. L. y yo queremos una genealogía de la muerte desde esos cuerpos que, algunos sin ningún miedo y otros con demasiado, nunca se han podido permitir olvidar su mortalidad. Luego hemos pasado a Sálvame Deluxe, que estaba poniéndose la tarde demasiado intensa.
Imagen: "rhytm 10", de Marina Abramovic, performance donde clava un cuchillo entre los dedos de la mano y cambia de instrumento cada vez que se corta. Para Coll-Planas, este tipo de performances, como las de Stelarc, construyen un cuerpo potente que puede vencerlo todo ignorando sus debilidades. Personalmente, pienso que intentan lo contrario. En realidad pensaba ilustrar la entrada con algo de accionismo vienés, pero seguramente C. no volvería a leer el blog, así que he pasado.
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