Quiero dejar de ser blanca

Hace apenas dos años que me di cuenta de que soy blanca. No sólo en el estado español, sino también en, por ejemplo, Reino Unido, soy leída como blanca. No sé si lo sería en países nórdicos como Dinamarca (lo digo por este texto de Lille Skvat). Supongo que los veintidós es una edad tardía para darse cuenta de que se es blanca. El problema es que no sé cómo puedo dejar de serlo.

Ya he dicho otras veces que no sé cómo escapar de la dialéctica opresorx/oprimidx. Parece que logro eliminar algunas dicotomías pero no sé cómo escapar de otras. Está la figura delx aliadx, ¿verdad? Así podemos escapar de ser opresorxs cuando no somos lxs oprimidxs. Pero, ¿es suficiente un pensamiento/ideología antirracista para convertirse en aliadx? No lo creo.

Quiero poner el ejemplo de otro binomio diferente del de blancx/no-blancx como es el de hombre/no-hombre. Antes, resumo dos problemas que se derivan de utilizar este ejemplo:
1) Hay personas que son blancas y no-blancas, igual que hay personas que son hombres y no-hombres a la vez. Todo depende del tiempo, el espacio, el cuerpo que se autodesigna, el interlocutor que lo lee...
2) Hablar de formas de opresión a lxs no-blancxs en paralelo a las formas de opresión a lxs no-hombres diverge un sistema que está claramente interrelacionado. Yuxtaponer con comas el sexismo, el racismo, el clasismo... dando a entender que, aunque creamos en la interseccionalidad de opresiones, no sabemos realmente cómo transversalizarlas, es lo que provoca que lxs oprimidxs por el sexismo se representen como mujeres blancas y lxs oprimidxs por el racismo se representen como hombres negros (esto me recuerda al título de la magnífica compilación Todas las mujeres son blancas, todos los negros son hombres pero algunas de nosotras somos valientes).

Pese a la problemática, como digo, del ejemplo, sigo adelante con él porque me parece ilustrativo:

Lxs no-hombres están oprimidxs en un sistema machista. Yo soy [leída como] no-hombre. Hay opresorxs y oprimidxs. Yo soy oprimidx. Muchos hombres auto y heterodesignados como hombres expresan verbalmente un pensamiento/ideología antisexista, ¿por qué no les siento tantas veces como aliados? Porque al no renunciar a los privilegios de los que gozan como hombres, mantienen el sistema sexista. Puedo decir: "Pero no tienen por qué renunciar a sus privilegios como hombres. Simplemente, pueden esperar, promover, apoyar que lxs no-hombres tengan los mismos privilegios".

Pero no, porque para que hombres y no-hombres tengan el mismo nivel económico, los hombres deben bajar el suyo; que hombres y no-hombres tengan las mismas oportunidades laborales implica que los hombres tengan menores oportunidades laborales; que hombres y no-hombres dispongan del mismo tiempo para hablar en el espacio público, implica que los hombres deben disponer de menos tiempo para hacerlo. R, por ejemplo, puede, aun siendo hombre, promover, apoyar... un pensamiento antisexista. Sin embargo, aunque critique y se le vayan los demonios porque su empresa no contrate a mujeres porque 'pueden quedarse embarazadas y no vamos a pagar bajas de maternidad' (sic), mantiene su puesto laboral allí, es decir, mantiene su privilegio como hombre de acceso a determinado puesto laboral. Entiendo que tiene que trabajar y que comer y que lo que tú quieras. Pero eso no borra que ocupe la posición de opresorx en el sistema sexista. Por tanto, si quiere dejar de ser opresorx de una forma radical (de raíz), debería abandonar ese trabajo que es un privilegio machista.

Dejar el puesto como acción reivindicativa convertiría a R en aliado. Pero para que dejara de ser leído como no-hombre en el sentido de "persona que no disfruta de los privilegios de un sistema sexista" (lo que le convertiría en oprmido) tendría que hacer, sin embargo, muchísimas más cosas. Debería vivir los embarazos como los viven una persona-leída-como-mujer (motivo por el que exigiría las mismas bajas y lxs presuntxs futurxs jefxs valorarían esta posibilidad a la hora de planteárselo como candidatx); debería encargarse del cuidado no remunerado (cuidado de sí, cuidado de otrxs, cuidado de espacios) como se encarga una persona-leída-como-mujer (motivo que consideraría a la hora de verse obligado a buscar medias jornadas y perder oportunidades de ascensos...). Esto es sólo un par de ejemplos en el campo laboral.

Si me voy ahora al caso de lxs blancxs-no blancxs, parece evidente que no basta con que tenga un pensamiento/ideología antirracista para dejar de ser opresora. Debo abandonar los privilegios que tengo como blanca. Y esos son muchos. Y, aunque intento hacerlo, hay veces que me olvido y que los disfruto como si fueran obvios, como si fueran naturales. No solo hablo de ejemplos como los anteriores, en los que es evidente que debo perder beneficios para conseguir igualdad, sino de casos en los que los beneficios son intangibles e infinitos. ¿A qué me refiero? Puedo perder trabajos que no conseguiría si no fuera blanca o que, ante las mismas posibilidades, consigo yo porque soy leída como blanca [si me voy a opresiones por situación legal y quisiera seguir esta premisa, tendría que abandonar todo trabajo que exigiera que fuese una persona regularmente identificada, ¿no estoy tan comprometida?] porque el número de puestos laborales y de dinero es finito y a repartir, digamos [mente capitalista...]. Sin embargo, el respeto no es finito ni limitado. No tengo una cantidad fija de respeto y tengo que elegir a quién prodigarla. Entonces, ¿debo dejar de ser respetada en un comercio, en un centro laboral, en la calle, en una manifestación, ya que es un privilegio con el que no cuentan las personas no leídas como blancas? Si fuera así, ¿cómo lo hago? ¿Quizá optando por caracterizaciones visibles que sean leídas igualmente como merecedoras de falta de respeto? No lo sé.

Preguntas, todo son preguntas. [En un post demasiado largo como para obtener respuestas...]

Y esto mismo me lo pregunto con otros tantos privilegios de los que disfruto por mi posición como persona-sin-discapacidades, seronegativa, clase media, trabajadora, situación nacional regular, no-inmigrante y etcétera y etcétera y etcétera.

4 reacciones

  1. Dejar de ser blanca... Puedes ir a Sudáfrica y andar sin ningun tipo de protección por barrios o poblaciones Negras. Puedes ir a China y no quedarte en las zonas-para-turistas. En definitiva, puedes alejarte de las zonas donde ser blancx tiene algún tipo de beneficio y quedarte en las que más bien supone un perjuicio. Puedes pasar de ser 'emisor' de racismo y pasar a ser 'receptor'.

    Mis sobrinos lo han conseguido a la perfección. Aquí son negros, en Mozambique son blancos.

    Pero volviendo a la pregunta principal, ¿cómo dejar de ser opresorx? Sigo sin encontrar respuestas. Ante un hombre negro machista, ¿yo soy oprimida u opresora? Sin intento rebajarme para no oprimir, ¿por qué tengo la impresión de convertirme en oprimida y aceptar una sumisión que tampoco debería tolerar?

    Vivo en un piso alquilado. La persona que nos lo alquiló reconoció que no lo habría hecho si nuestra piel fuera de otro color, por miedo a que el piso se convirtiera en "piso patera". ¿Debería haber rechazado el piso? Supongo que sí, pero... ¿qué haría yo si estuviera en el lugar de el propietario del piso?

    Esa última es la peor pregunta de todas, porque me recuerda que si no puedo ser aliada no es por ser blanca, es por un racismo, xenofobia, religiofobia (existe esta palabra?), etc. que sigue dentro de mí, por más que haya tratado de sacarla.

  2. Claro que tenemos racismo, xenofobia, intolerancia religiosa... igual que tenemos sexismo, homofobia, transfobia (bifobia =P)... Esa es la peor pregunta y es la peor respuesta. Nuestras identidades se han producido en un contexto racista, xenófobo, sexista...; lo importante es ser consciente para luchar contra ello.

    No estoy segura de que pasear por un barrio negro de Sudáfrica tenga las mismas connotaciones. Al fin y al cabo, en un nivel estructural global, las razas oprimidas y las opresoras son unas y no otras.

    Y no, yo no estoy renunciando a mi trabajo porque una persona sin papeles no pueda acceder a él. Ni estoy renunciando a la sanidad pública por el hecho de que cada vez sea menos pública. Ni estoy renunciando a comprarme libros por que haya personas que no puedan comprarlos. No sé si es que estoy buscando el equilibrio o es que no me importa lo suficiente.

    (Y te debo un e-mail)

  3. ¿Debemos renunciar a derechos porque otros no los tengan? Quiero decir: cuando se habla de que las socialmente consideradas como mujeres ganas menos... ¿hasta qué punto no quiere el poder que los problemas en clave opresor-oprimido consistan en en, como tú dices, que los socialmente considerados como hombres, cobren menos? ¿Entonces qué será: bajarán las prestaciones sociales para igualarlas a la de los parados sin prestación, que a los 3 meses, pierden la atención sanitaria gratuita?

    ¿Hasta qué punto, como dice Zizek, los debates actuales no son los que les conviene a los que manejan los hilos para mantenernos distraídos? ¿Hasta qué punto no están buscando que se hable y se cuestione una ley o un ministerio de igualdad y que no lleguen otros debates? Y, sobre todo, ¿hasta qué punto la libertad absoluta que nos quieren vender no va a ser usado como excusa para, dentro de un tiempo, justificar el daño que nos puedan hacer?

    Creo que me he ido del tema, pero estas preguntas me causan una mezcla de miedo e intriga.

    Sara

  4. Tienes toda la razón, Sara, pero ahí está el problema, en no saber si, al igual que debemos exigir más en unos ámbitos, quizá debamos aceptar menos en otros. Justo ahora leo este párrafo y te cito:

    "El orden burgués, el capitalismo, el falocentrismo son capaces de integrar tantas feministas como sea necesario. En la medida en que esas mujeres se convierten en hombres, a fin de cuentas sólo significan unos cuantos hombres más. La diferencia entre sexos no reside en si se tiene o no pene, sino en si se forma parte o no de la economía fálica masculina". (Atoinette Fouque)

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