Contén tu homofobia. Mordemos de vuelta. Queer Nation (1992) Fuente |
Durante el Orgullo de 1990 en Nueva York, se repartió una octavilla "publicada anónimamente por queers" titulada "Queers Read This: I Hate Straights" ("Queers, leed esto: Odio a lxs hetero"). Aquí está el texto completo en inglés. Esxs queer anónimxs (y un poco lesbófobxs...) serían Queer Nation (info en español y en inglés).
El texto está traducido al castellano en la antología Manifiestos gays, lesbianos y queer: Testimonios de una lucha (1969-1994) (ed. Icaria, 2009).
Me gusta casi tanto como el famoso discurso de Vito Russo (de dos años antes), al que supongo que me recuerda por el protagonismo (obvio) del sida y por el tono ¿violento? (violencia es...). Incluso este recorte es largo, pero merece la pena.
Cómo te lo diría. Cómo puedo convencerte, hermano, hermana, de que tu vida corre peligro: que cada día, cuando te despiertas, vivo, relativamente feliz, como un ser humano útil, estás cometiendo un acto de rebelión. Tú, como queer vivx y útil, eres unx revolucionarix. No hay nada en este planeta que valide, proteja o apoye tu existencia. Es un milagro que estés aquí, leyendo estas palabras. Deberías estar muerto, sin ninguna duda.
No te engañes, el mundo pertenece a lxs heteros y la única razón por la que te has salvado es porque eres listx, afortunadx o luchadorx. Lxs heteros tienen un privilegio que les permite hacer lo que quieran y follar sin miedo: pero no sólo viven una vida sin miedo; alardean de su libertad en nuestra cara. Sus imágenes están en nuestra tele, en la revista que compro, en el restaurante donde quiero comer y en la calle en la que vivo. Quiero que haya una moratoria del matrimonio hetero, los bebés, las expresiones públicas de afecto entre personas del sexo opuesto y las imágenes de los medios de comunicación que promueven la heterosexualidad. Hasta que pueda disfrutar de la misma libertad sexual y de movimiento que lxs heteros, su privilegio debe detenerse y debe otorgarse a mí y a mis hermanas y hermanos queer.
Lxs heteros no harán esto voluntariamente, de modo que habrá que forzarles a que lo hagan. A lxs heteros hay que asustarles. Hay que aterrorizarles. El miedo es el motor más poderoso. [...] Es más fácil luchar cuando sabes quién es tu enemigo. Lxs heteros son tus enemigxs. Son tus enemigxs al no reconocer tu invisibilidad y continuar viviendo y contribuyendo en una cultura que te mata.
Todos los días, unx de nosotrxs es capturadx por el enemigo. Sea una muerte por sida a causa de la inacción homofóbica del gobierno, sea una paliza a una lesbiana en una cafetería siempre abierta (en un barrio supuestamente lesbiano), somos el blanco sistemático y continuaremos siendo aniquiladxs a menos que asumamos que el ataque a unx de nosotrxs está dirigido contra todxs.
Un Ejército de Amantes No Puede Perder.
[...] Somos un ejército porque tenemos que serlo. Somos un ejército porque somos muy poderosxs: tenemos mucho por lo que luchar [...] Y somos un ejército de amantes porque somos nosotrxs quienes sabemos qué es el amor. Y también el deseo y la lujuria. Nosotrxs los inventamos. ¡Salgamos del armario, enfrentándonos al rechazo de la sociedad, enfrentándonos al pelotón de fusilamiento, sólo para amarnos! Cada vez que follamos, vencemos.
[...] Solo en el mes de mayo de 1990, hubo cincuenta ataques a queers. Ataques violentos. 3.720 hombres, mujeres y niñxs murieron de sida durante este mismo mes a causa de un ataque más violento: la inacción del gobierno, arraigada en la creciente homofobia de la sociedad. Esto es violencia institucionalizada, quizá más peligrosa para la existencia de lxs queer porque los atacantes no tienen rostros. Nosotrxs permitimos estos ataques con nuestra falta de acción contra ellos. [...] Sentid algo de rabia. Y si la rabia no os da fuerza, probad con el miedo. Y si esto no funciona, probad con el pánico.
[...] Odio a Jesse Helms. Odio a Jesse Helms tanto que me alegraría mucho si cayera muerto. [Jesse Helms era un senador republicano que consideraba el sida un castigo divino a los homosexuales] [...] Odio a Ronald Reagan, también, porque ha matado masivamente a mi gente durante ocho años. Pero, para ser sincero, lo odio aún más por elogiar a Ryan White [referente en los ochenta en la lucha contra el sida, se contagió al recibir una transfusión de sangre] sin admitir primero su culpa, sin pedir perdón por la muerte de Ryan y por las muertes de decenas de miles de otrxs enfermxs de sida, la mayoría de ellxs maricas [...]
Odio al jodido Papa, y odio a [...] toda la jodida Iglesia Católica. Lo mismo digo de los militares, y [...] los policías, unos sádicos sancionados por el Estado que tratan brutalmente a lxs travestis, las prostitutas y lxs presxs queer. También odio al sistema médico y de salud mental, sobre todo al psiquiatra que me convenció para que no mantuviera relaciones sexuales con hombres durante tres años [...]. También odio a lxs profesionales de la educación por su responsabilidad al conducir a miles de adolescentes maricas al suicidio cada año. [...] De hecho, odio cada sector de la clase dirigente hetero de este país, las peores de las cuales, activamente, quieren ver muertos a todos lxs queer, y las mejores de las cuales no van a mover un dedo para mantenernos con vida.
[...] Odio que en doce años de educación pública nunca se me haya hablado de gente queer. Odio que creciera pensando que era el único queer en el mundo y aún odio más que la mayoría de los niñxs maricas sigan creciendo de la misma manera. Odio haber sido atormentado por otrxs niñxs por ser un mariquita, pero aún más que me enseñaran a sentirme avergonzado por ser el objeto de su crueldad, que me enseñaran a sentir que era culpa mía. Odio que el Tribunal Supremo de este país apruebe criminalizarme por el modo en que hago el amor. Odio que tanta gente hetero se sienta preocupada por mi maldita vida sexual. Odio que tanta gente hetero retorcida se convierta en padres, mientras que yo tengo que luchar con uñas y dientes para que se me permita ser padre. Odio a lxs heteros.
Y ahora ignoro como quien no quiere la cosa la sección en la que responsabiliza a las hermanas lesbianas de su invisibilidad ("cuando arriesgo todo y funciona -lo que pasa con frecuencia si lo intentaras-, me beneficio y también vosotras. cunado no funciona, yo sufro y vosotras no"), porque es injusto y porque me enfada y porque eso lo puede decir una bollera pero no lo puede decir un marica.
También añade una lista de normas de conducta para lxs hetero en los espacios de ambiente. Y una respuesta a la respuesta hetero al manifiesto.
Tengo amigxs. Algunxs de ellxs son heteros.
[...] Odio a la gente hetero que no puede oír el enfado queer sin decir: "oye, todxs lxs hetero no son así", como si sus egos no tuvieran bastante caricias o protección en este mundo arrogante y heterosexista. ¿Por qué, en medio de nuestra ira, causada por su jodida sociedad, debemos preocuparnos por ellxs? ¿Por qué añadir la tranquilizadora frase "por supuesto, no me refiero a ti"? Dejemos que decidan por sí mismxs si merecen ser incluidxs en nuestro enfado.
[...] Nos han enseñado que lxs buenxs maricas no se enfadan [...]. Nos apalean, nos acuchillan, nos disparan y nos bombardean cada vez más y aún se extrañan cuando queers enfadadxs llevan pancartas o signos que dicen DEVOLVAMOS EL ATAQUE. [...]