Cultura de la violación




Trigger Warning

He seguido de cerca el caso de Steubenville, entre náuseas y ganas de matar gente. Para quien no esté al tanto, intentaré hacer un breve resumen.

En agosto de 2012, una chica de 16 años de Steubenville (Ohio) fue violada por Trent Mays y Ma'lik Richmond, dos jugadores de fútbol americano del instituto de Steubenville. La violación se sucedió durante seis horas, mientras ella estaba inconsciente por el alcohol. Durante esas seis horas, fue arrastrada por diferentes fiestas, mientras la gente reía, grababa con sus móviles y compartía imágenes, videos y comentarios por las redes sociales. Hace apenas diez días, los dos violadores fueron declarados culpables y sentenciados a la pena mínima: un año para Richmond y dos años para Mays.

Si esto ya es de por sí terrible, con sus náuseas y sus ganas de matar gente, entonces vas leyendo las reacciones de la gente. Violación en público, con chicos y chicas mirando y riéndose, ninguna intervención. Acusaciones de la gente del pueblo a la chica por dejar en mal lugar a Steubenville y a su equipo de fútbol. Culpabilización de la superviviente. Nada nuevo, lo sé. Pero en dimensiones estratosféricas.

En la CNN cubrieron de esta forma la sentencia: "Fue muy difícil ver cómo esos dos jóvenes -con futuros tan prometedores, estrellas del fútbol, muy buenos estudiantes- veían, literalmente, cómo sus vidas quedaban destrozadas [...] Uno de los jóvenes, Ma'lik Richmond, colapsó según salía la sentencia [...] y dijo que su vida estaba acabada". Y sigue.

Al mismo tiempo, las redes sociales se llenaron de apoyo a los violadores y culpabilización de la chica por estar borracha. 

Lo único bueno que todo esto ha traido es que han saltado a la luz pública más "generalista" ciertos debates que llevan décadas dando vueltas en los círculos feministas: la cultura de la violación (rape culture), la culpabilización de la "víctima" (victim-blaming) y, sobre todo, lo que rodea al concepto de consentimiento.

La expresión "cultura de la violación" trata de describir una sociedad donde está normalizada la violencia sexual contra las mujeres y contra las sexualidades no normativas. El término "rape culture" comenzó a utilizarse en los setenta, y su naturalización supone pensar que la violencia sexual siempre ha sucedido y siempre sucederá. Está íntimamente relacionada con ciertas estrategias discursivas como la culpabilización de la "víctima" (victim-blaming) o el slut-shaming (intentar que una mujer se sienta culpable por tener ciertos comportamientos sexuales que no se ajustan a las expectativas normativas de género).

El caso de Steubenville ha sido un ejemplo de manual del fenómeno de victim-blaming: "¿una chica de 16 años borracha hasta la inconsciencia? ¡cómo no la van a violar! ¡tendría que haber tenido cuidado!" Y, al mismo tiempo, victimización de los violadores: "¡una chiquillada va a destrozarles la vida!" ¿En serio?

Alrededor de este caso también podemos reflexionar sobre el concepto de consentimiento. Parece sencillo: "sí" quiere decir "sí", "no" quiere decir "no". Chantajear emocionalmente a la pareja, seguir intentándolo aunque no muestre participación, insistencia ante falta de interés e intentos por marcharse... quiere decir "no". ¿Drogas o alcohol? Si la persona no puede tenerse en pie, si está ausente, ¡joder si está inconsciente! evidentemente quiere decir "no". Y el hecho de que te hayas acostado antes con ella, de que antes tuviera ganas, de que consideres que sea una calientapollas (¿hay un concepto más victim-blaming y slut-shaming que el de calientapollas?), de que sea tu pareja... sigue queriendo decir "no". Hay mil maneras de decir "no" y solo una de decir "sí". ¿En serio es tan complicado? ¿O no vamos a seguir negando la "cultura de la violación"? Y sí, si no hay consentimiento lo que está ocurriendo es una violación, aunque sea tu pareja, aunque te haya calentado toda la noche, aunque solo esté medio drogada.

Si pensamos que todo esto nos queda lejos (venga ya, era un pueblo perdido de Ohio) podemos acercarnos a nuestrxs amigxs y vecinxs. Sacad el tema del consentiemiento y seguro que os sorprendéis. En los institutos en los que doy charlas sobre diversidad afectivo-sexual intento hablar de consentimiento cuando tocamos el área de las prácticas sexuales: frases como "¿¿¿pero si es mi novia es violación sólo porque esté dormida???" u "hombre, pero que no se emborrache tanto si no quiere que le hagan nada..." no son excepciones.

Precisamente en el ¿último? capítulo de Cuéntame cómo pasó relataba un intento de violación a uno de los personajes (Karina) y seguían las estrategias de victim-blaming de diversas instituciones: Iglesia, policía, familia... En otra entrada comentaba otro ejemplo de victim-blaming (en este caso no era una denuncia de éste como en Cuéntame, más bien todo lo contrario) en la televisión española.

Estamos siempre escuchando consejos para no ser violada/xs (no te vistas así, no salgas a estas horas, no bebas tanto...); sin embargo, te van a violar lleves la ropa que lleves, salgas a la hora a la que salgas y bebas o te drogues lo que quieras beber o drogarte. Lo que hay que hacer urgentemente es educar en el consentimiento y acabar con la cultura de la violación.



Apuntes para no olvidar

Somateca 2013 comenzó la semana pasada bajo el título "Vivir y resistir en la condición neoliberal". Beto Preciado dio una conferencia abierta el sábado: ¿La muerte de la clínica? El título hace referencia a la obra de Michel Foucault El nacimiento de la clínica, publicada en 1963.

Preciado continúa la arqueología de Foucault. Cada momento histórico es el fruto de las relaciones variables entre técnicas del cuerpo, prácticas de gobierno y aparatos de verificación. Si hasta el siglo XVIII dominaba el régimen soberano (cuerpo previo al estudio de la anatomía, piel, plano; prácticas de gobierno tanatopolíticas, derecho a dar la muerte; aparatos de verificación teológico-trascendentales), entonces podemos empezar a hablar de otro régimen: el disciplinario (cuerpo que es interioridad pública; prácticas de gobierno biopolíticas, el poder y la administración de la vida; aparatos de verificación científico-empíricos). La hipótesis de Preciado es que a partir de los años cuarenta podemos hablar de otro tipo de régimen, el farmacopornográfico, donde el aparato de verificación ya no es científico-empírico, sino mediático-mercantil. Todos estos regímenes se articulan y solapan en el sujeto contemporáneo.

Amanda Baggs es una activista por la neurodiversidad. Diagnosticada como autista, publicó el video In My Language en 2007, cuestionando las capacidades comunicativas de lxs autistas y la diversidad de lenguajes. Relación entre transformaciones económicas del capitalismo con la aparición de diferentes diagnósticos a lo largo de la historia del siglo XX.

También quiero acordarme del desplazamiento del concepto estadístico de media a la regulación normativa. Y del origen tubercoloso y médico de la palabra feminismo. Y de la naturalización de determinadas formas de reproducción. Y del cambio epistémico de sistema monosexual a sistema bisexual de la diferencia estudiado por Laqueur. Y del capítulo La lesbiana de Simone de Beauvoir. Y de que una semana me dio clase Preciado y que un día me senté delante de Despentes y fue lo más parecido a momento fan Belieber de mi vida.