Ayer me sorprendí emocionada con la noticia en televisión de la intervención de Miss Shangay Lilly en un acto en el que participaba Mariano Rajoy. Hace tiempo que sigo su Divario en Internet y me parece una auténtica crack. Mi madre, sentada a mi lado en el sofá, me dijo algo que he leído ya en múltiples comentarios a la noticia en diferentes periódicos: ¿Por qué tiene que ir con esas pintas? Desprestigia al colectivo y da motivos a todos los que expanden los tópicos del mundo LGTB.
Afortunadamente, una que es leída, hacía poco que había terminado el libro de Gracia Trujillo y pude cortarla con una cita que ésta recoge:
Todos nacemos desnudas. El resto es drag.
Pero ahí quedó la cosa. Como al final este blog se está convirtiendo en una especie de larga carta-argumentario a mi madre para que entienda por qué a veces grito tanto cuando grito, aprovecho para completar esa espléndida cita con alguna reflexión, en caliente y sin documentarme (perdona por los tacos, mamá).
Como es lógico, por vestirse de macho o por ser más chica-chica, Heterolandia y la Gran Cultura Madre no va a aplaudirte y a darte la bienvenida en su casa; por colocarse el paquete o por sentarse con las piernas cruzadas y las rodillas bien juntas no les va a dar igual el órgano que chupes cuando chupas. De repente parece que como salen bolleras y maricas en las series, que como desde la Ley 13/2005 podemos tirarnos arroz en la puerta del juzgado, ya no hay diferencias y debemos aceptar la (hetero)normalidad.
Y no es lo mismo la pluma LG que la pluma hetero. No es lo mismo una butch que un gañán que se rasca los huevos para ser más macho. La pluma gay, la pluma bollo o la performance queer supone una subversión en los roles, supone una auténtica revolución en la dicotomía hombre-mujer en la que todxs nos hemos educado. Que te quieras quedar con que desprestigia al colectivo o con que no es más que vestirse de payaso, es cosa tuya.
Como decía Paco Vidarte, no nos han regalado nada. Y si alguien ha luchado por todxs los LGTB, si alguien se ha llevado golpes, si alguien ha estado en la cárcel, si alguien ha gritado cuando la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social no era memoria histórica sino presente de mierda para que ahora todxs lxs gais que despotrican contra la pluma puedan, efectivamente, tirarse arroz en la puerta del juzgado, han sido precisamente las drags, las travestis, las maricas más maricas y las bolleras feministas a las que no querían ni las lesbianas ni las feministas.
Así que yo, ahora, me arrodillo eternamente agradecida a Miss Shangay Lilly y a todxs aquellxs valientes que no se ponen la careta de hetero para que la Gran Cultura Madre les quiera.
Imagen:
25 de junio de 1977. Primera manifestación del Orgullo en Barcelona, con la LPRS todavía vigente. La fotografía es de Colita.
Yo me arrodillo contigo y etermanente también por esta causa.
Siento tus palabras como mías.
Creo que debemos tanto a los que se han dado de leches por los derechos lgtb que nuestro testigo es continuar en la lucha.
Tus palabras, tus post son carismáticos. Me encanta leerte.
Es una pena que yo no haya podido ver lo que cuentas como noticia en la tele.
¡Gracias por tu comentario, Natalie! Claro que les debemos, y es importantísimo no olvidarlo nunca.