Salgo con mi abuela en la primera foto que me hicieron en mi vida. Una vez al año, saca una caja llena de cartas y dibujos que yo le hacía de pequeña. Me siento y escucho, esperando que acabe pronto y que pueda volver a mis libros. Entre frase y frase, me pregunta por mi vida. ¿Así que todavía no tienes novio? Nunca me cuentas nada. Me sé todo de tus hermanos y de tus primos, pero tú nunca me quieres decir nada.
Hace seis años que me callo cuando empieza con ese discurso. Mis padres me tienen muy bien aleccionada. Es mayor, es muy conservadora, debo callarme cuando haga comentarios homófobos, la veo poco, no vive en mi ciudad, no me cuesta nada...
Estas Navidades le voy a decir que soy lesbiana. Lo siento, mamá. Y será la primera vez que salga del armario como si estuviera confesando un secreto terrible.
Creo en la visibilidad. Creo que si ningún homosexual ocultara su orientación/opción sexual hacia ninguna persona de su entorno, la homofobia se reduciría de forma exponencial. Creo que nadie tiene derecho a exigirme que me ponga la careta de heterosexual. Creo que nadie tiene derecho a robarme mi relación con mi abuela. Creo que, si yo estoy siendo egoísta al dañarla, porque la dañaré, únicamente para no sentirme sucia cada vez que me callo, ella y vosotros lo estáis siendo más al pedirme lo que no tenéis derecho a pedirme.
Dejará de darme vergüenza de mí misma cada vez que tengo que presentarles a N. como mi amiga. Y cuando mis abuelos se vuelvan a cruzar con una pareja de chicos o de chicas de la mano, no pondrán mala cara ni harán ningún comentario ni les harán sentirse mal. Sólo agacharán la cabeza y se compadecerán por su desgracia familiar. Lo siento por mi falta de empatía. La decisión está tomada.
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tengo una debilidad especial por las abuelas, no conozco a la tuya ni su edad pero generalmente te sorprenden si les das una oportunidad. Si en lugar de empezar por las diferencias empiezas a explicarle que tendrás una vida como la suya, que hay alguien muy importante en tu vida, que estás con alguien a tu lado que te quiere mucho, que puedes casarte y tener hijos como los tuvo ella, que tu pareja te apoya y te hace feliz ... quizá acabe por comprender que no es una "enfermedad" que es lo que le enseñaron de pequeña y lleva grabado a fuego en su mente, que eres feliz y que no podrías serlo de otra manera ... pero no dejes de demostrarle que le quieres.
Claro que sí, Fabrizio. De hecho, creo que le están quitando la oportunidad de demostrarme que puede comprenderlo. Gracias por tu comentario =)
Decisión muy bien tomada, sí señora.
Me recuerdas ese día, pronto hará 11 años, en que le dije a mi madre (73 años entonces) "Mamá, me llamo Olga". Ella contestó: "Ahora lo entiendo todo". Le costó aceptarlo, y después de tantos años, a veces aún se dirige a mí en masculino.
Tú misma lo dices: paciencia. Y yo añado ¡ánimo!