Tantas veces no sé de qué escribir y otras veces se me acumulan las ideas en la cabeza. Querría citar el proyecto Cartografías feministas de Miriam Solá, que he descubierto hoy y que merece ser explorado. Tampoco quería dejar pasar este blog en el que se compila diversa bibliografía sobre el sistema sexo/género/deseo, y que me descubrió Mabel Longhetti ayer. También estaría bien citar las Jornadas Transmaribollo de la Autónoma (Madrid), que se celebran la semana que viene; al menos las del año pasado merecieron la pena.
Por otra parte, estaría bien comentar que hoy he vuelto a empezar con las charlas en los institutos de este curso. Y que cada vez me cansa más reproducir un discurso que no me identifica, pero sigo intentando convencerme de que es un buen primer paso. Y que nunca hasta hoy me había confesado ningún chaval que había pegado a su hermano y no vuelto a saber nada de él cuando éste salió del armario, por asco. Y que lo volvería a hacer. Y que me repito y re-repito que aunque no entiendan (algunxs) nada de lo que les expliquemos sobre género, que aunque lo único que les importe a muchxs es preguntar cómo se lo montan dos tías, lo más importante es estar ahí, delante de ellxs, y decir soy lesbiana, que me vean, que me escuchen, que sientan asco si quieren, pero ya me vieron y me tuvieron que escuchar.
Y esto es extraoficial. Pero las gaviotas están ahí, vigilando desde arriba. Miedo me da. Qué mierdas miedo. Rabia. Me da rabia.
Creo que ya te lo había dicho, pero lo repito. Estoy convencida de que las charlas a institutos es de lo mejor que se puede hacer. Quizá no tenga efecto inmediato, pero ahí queda el mensaje. Y especialmente, para todas esas personas que puedan estar sufriendo bulling... es darles el mensaje de "no estás solx".
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